El primer discurso como presidente que realizó José Mujica en el Parlamento quizás haya dejado algo sorprendido a más de uno, más allá de que existan o no explícitos y públicos reconocimientos al respecto. Mientras la izquierda más radical -desde su diario La Juventud- salió a señalar con marcada indignación que Mujica era “más de los mismo” y titularon su editorial “¡A desalambrar, a desalambrar! pero, para el capital internacional”, enredados aún en desfasados y gastados eslóganes, tenemos que la prensa más oficialista (el diario La República) evitó referirse a aquellos aspectos que ideológicamente podrían ser un tanto incómodos para cualquier militante (y quizás para muchos de sus votantes) del Frente Amplio, particularmente los que refieren a las aristas más pragmáticas, de cuño liberal y a favor de una macroeconomía ligada a la vorágine posible dentro del capitalismo actual que remarcó el nuevo presidente. Y para contribuir aún más a cierto estado de sorpresa, la prensa más vinculada a la derecha se mostró casi efusivamente entusiasta con los discursos de Mujica, resaltando precisamente aquellos aspectos que tanto molestaron del discurso a la izquierda radical y a los que la izquierda más “entusiastamente oficialista” evitó referirse.
Para quienes venimos siguiendo los avatares ideológicos de Mujica, sin embargo, en nada nos sorprendió el discurso presidencial en esos aspectos más ligados a un claro pragmatismo y liberalismo político, viejas malas palabras en el imaginario sostenido e impulsado desde siempre por la izquierda local.
De la misma manera, no nos habían sorprendido varias de las declaraciones que Mujica realizara en ese sentido en el polémico libro “Pepe Coloquios”, tan festejado por la derecha local y tan afanosamente intentado ocultar, corregir o ignorar por dirigentes y militantes de la izquierda (incluso por el mismo Mujica en su momento, por cierto). Aunque, sí debemos confesar que no terminaban de cerrarnos sus coqueteos y pequeñas intrigas de “alcoba” con algunos de los sectores más militantes -y menos moderados- del Frente Amplio, más afines a darle a este segundo gobierno del FA un giro decididamente marcado hacia los viejos eslóganes de la izquierda “histórica”, asentada aún en los discursos de conflictos y luchas de clases. Particularmente, su relacionamiento con la vieja “barra” de ex compañeros de andanzas guerrilleras y los sectores más sesentistas del MPP, pero, sobre todo, con el minoritario Partido Comunista, que pese a tener una escasa votación nacional es muy fuerte en el obsoleto, elitista y poco representativo andamiaje organizativo interno del Frente Amplio.
Pero, su público “adiós a la barra”, su finalmente claro y decidido acercamiento a la línea política de Astori y Vázquez -representantes de una moderna izquierda ubicada en el centro del espectro político, que sabe sembrar eficientemente con todas las recetas y reglas económicas del capitalismo global para luego volcar los frutos recogidos en políticas sociales, acompañadas de una mejor justicia distributiva-, y sus primeros discursos como presidente dejaron en claro algunas estrategias políticas y alianzas necesarias que Mujica supo jugar con brillantez. Zorro viejo, Mujica ya declaraba en el libro Pepe Coloquios la necesidad de contar con los favores del Partido Comunista, sabiendo de su peso en el Congreso de la interna frentista, pero sobre todo sabiendo que manejan buena parte de las bases sindicales, o sea, el sector más conservador y burocratizado que tiene el Estado uruguayo. Y esto es central, porque Mujica ya planteaba en el citado libro que su plan más osado consistía en llevar adelante la madre de todas las reformas: la reforma del Estado. Nada más ni nada menos que el espacio en donde terminan fracasando presidente tras presidente. Y tenía claro que para ello debía tomar un camino distinto al de Vázquez, que no tuvo la cintura política necesaria como para saber lidiar exitosamente con las bases militantes sindicalizadas -y atornilladas al aparato estatal-. Los movimientos de Mujica fueron otros, propios de un brillante ajedrecista político. Aunque hay que ver, claro, cómo termina finalmente la partida en juego.
Hoy, el minoritario Partido Comunista cuenta con un Ministerio (el de Desarrollo Social) y con nada más ni nada menos que con el gobierno de la Intendencia de Montevideo (pues -salvo un terremoto político- es casi imposible que no gané nuevamente el FA en mayo la intendencia capitalina). Y poseer el gobierno de la capital es poseer el segundo gobierno en importancia que tiene el país. Desproporcionado espacio de poder para un sector que apenas contó con los votos justos para lograr un solo senador. ¿Por qué, entonces, esa desmesurada condescendencia de Mujica para con el PCU? La política menor, las movidas “subterráneas” y las intrigas políticas han sido la característica histórica del PCU (por cierto, sector desde siempre enfrentado al MPP de Mujica) y motor de su supervivencia y poder militante, pero esta vez se han enfrentado a la figura más camaleónica y hábil políticamente que tiene nuestro espectro de dirigentes políticos: el flamante presidente de todos los uruguayos, el hombre que una y otra vez se ha reconfigurado y adaptado a las circunstancias, el superviviente a sus tiempos de guerrillero urbano, el sobreviviente a la cárcel y las torturas de la dictadura militar, el hombre que supo adaptarse a las reglas de la democracia liberal que antes desdeñó y contra la que luchó, el reciclado radical que emerge como moderado socialdemócrata, con una mirada sobre la realidad que deja atónito a viejos compañeros de armas (por ahí anda Zabalza, su viejo compañero de armas, diciendo que Mujica “ya no tiene raíces”), que deja boquiabiertos a sus más acérrimos rivales de la derecha, los que son incapaces de llevar adelante una gestión –y sostener un discurso creíble al respecto- que represente finalmente una teoría política –y un modelo concreto de gobierno- que sintetice lo mejor del liberalismo y del socialismo, de esa perimida y errónea dicotomía con que tantos siguen pensando el mundo.
Para quienes venimos siguiendo los avatares ideológicos de Mujica, sin embargo, en nada nos sorprendió el discurso presidencial en esos aspectos más ligados a un claro pragmatismo y liberalismo político, viejas malas palabras en el imaginario sostenido e impulsado desde siempre por la izquierda local.
De la misma manera, no nos habían sorprendido varias de las declaraciones que Mujica realizara en ese sentido en el polémico libro “Pepe Coloquios”, tan festejado por la derecha local y tan afanosamente intentado ocultar, corregir o ignorar por dirigentes y militantes de la izquierda (incluso por el mismo Mujica en su momento, por cierto). Aunque, sí debemos confesar que no terminaban de cerrarnos sus coqueteos y pequeñas intrigas de “alcoba” con algunos de los sectores más militantes -y menos moderados- del Frente Amplio, más afines a darle a este segundo gobierno del FA un giro decididamente marcado hacia los viejos eslóganes de la izquierda “histórica”, asentada aún en los discursos de conflictos y luchas de clases. Particularmente, su relacionamiento con la vieja “barra” de ex compañeros de andanzas guerrilleras y los sectores más sesentistas del MPP, pero, sobre todo, con el minoritario Partido Comunista, que pese a tener una escasa votación nacional es muy fuerte en el obsoleto, elitista y poco representativo andamiaje organizativo interno del Frente Amplio.
Pero, su público “adiós a la barra”, su finalmente claro y decidido acercamiento a la línea política de Astori y Vázquez -representantes de una moderna izquierda ubicada en el centro del espectro político, que sabe sembrar eficientemente con todas las recetas y reglas económicas del capitalismo global para luego volcar los frutos recogidos en políticas sociales, acompañadas de una mejor justicia distributiva-, y sus primeros discursos como presidente dejaron en claro algunas estrategias políticas y alianzas necesarias que Mujica supo jugar con brillantez. Zorro viejo, Mujica ya declaraba en el libro Pepe Coloquios la necesidad de contar con los favores del Partido Comunista, sabiendo de su peso en el Congreso de la interna frentista, pero sobre todo sabiendo que manejan buena parte de las bases sindicales, o sea, el sector más conservador y burocratizado que tiene el Estado uruguayo. Y esto es central, porque Mujica ya planteaba en el citado libro que su plan más osado consistía en llevar adelante la madre de todas las reformas: la reforma del Estado. Nada más ni nada menos que el espacio en donde terminan fracasando presidente tras presidente. Y tenía claro que para ello debía tomar un camino distinto al de Vázquez, que no tuvo la cintura política necesaria como para saber lidiar exitosamente con las bases militantes sindicalizadas -y atornilladas al aparato estatal-. Los movimientos de Mujica fueron otros, propios de un brillante ajedrecista político. Aunque hay que ver, claro, cómo termina finalmente la partida en juego.
Hoy, el minoritario Partido Comunista cuenta con un Ministerio (el de Desarrollo Social) y con nada más ni nada menos que con el gobierno de la Intendencia de Montevideo (pues -salvo un terremoto político- es casi imposible que no gané nuevamente el FA en mayo la intendencia capitalina). Y poseer el gobierno de la capital es poseer el segundo gobierno en importancia que tiene el país. Desproporcionado espacio de poder para un sector que apenas contó con los votos justos para lograr un solo senador. ¿Por qué, entonces, esa desmesurada condescendencia de Mujica para con el PCU? La política menor, las movidas “subterráneas” y las intrigas políticas han sido la característica histórica del PCU (por cierto, sector desde siempre enfrentado al MPP de Mujica) y motor de su supervivencia y poder militante, pero esta vez se han enfrentado a la figura más camaleónica y hábil políticamente que tiene nuestro espectro de dirigentes políticos: el flamante presidente de todos los uruguayos, el hombre que una y otra vez se ha reconfigurado y adaptado a las circunstancias, el superviviente a sus tiempos de guerrillero urbano, el sobreviviente a la cárcel y las torturas de la dictadura militar, el hombre que supo adaptarse a las reglas de la democracia liberal que antes desdeñó y contra la que luchó, el reciclado radical que emerge como moderado socialdemócrata, con una mirada sobre la realidad que deja atónito a viejos compañeros de armas (por ahí anda Zabalza, su viejo compañero de armas, diciendo que Mujica “ya no tiene raíces”), que deja boquiabiertos a sus más acérrimos rivales de la derecha, los que son incapaces de llevar adelante una gestión –y sostener un discurso creíble al respecto- que represente finalmente una teoría política –y un modelo concreto de gobierno- que sintetice lo mejor del liberalismo y del socialismo, de esa perimida y errónea dicotomía con que tantos siguen pensando el mundo.
Por cierto, parte de la sutil jugada que hace Mujica en su afán de reformar el Estado y lidiar con las bases sindicales es poner al PCU en la IMM. ¿Quién mejor que el sector de bases sindicales por excelencia para enfrentar a ADEOM, el sindicato más corporativo, radical y conservador que existe en al sector estatal, anclado justamente en el gobierno departamental más importante? Gane quien gane o pierda quien pierda esa pulseada, saldrá ganando la iniciativa de Mujica de poder lidiar eficazmente con las bases sindicales para poder realizar la pretendida reforma del Estado. La IMM puede llegar a ser la tumba política para el PCU o la derrota de ADEOM en manos del rival político más similar a sí mismo -y por lo tanto, más difícil- que haya tenido que enfrentar.
Quizás el tiempo señale que -en aquellas históricas instancias del Congreso del FA de fines del 2008 de cara a elegir el candidato “oficial”- en el afán casi obsesivo de las bases militantes -particularmente las comunistas-, de cerrar el camino a Astori como candidato del FA, por tildarlo precisamente de poseer un afán pragmático y liberal, demasiado acorde a la macroeconomía reinante, no hicieron más que allanar el camino al más pragmático y políticamente liberal de los candidatos posibles.
Es Mujica un liberal en el sentido político clásico (y en más de una ocasión se ha definido precisamente en estos términos) y un hombre con una visión absolutamente pragmática respecto de la vida política, que ha dejado por ambos motivos (su liberalismo ideológico y su pragmatismo) de mirar el mundo desde los infértiles terrenos de la ideología del conflicto y del todo o nada. Precisamente, sobre esto último se refirió en su primer discurso como presidente y bien vale la pena reproducir sus palabras:
“(…) creemos que esta idea de la complementariedad de las piezas sociales, es la que mejor se ajusta a la realidad. Nos parece que el diagnóstico de concertación y convergencia es más correcto que el de conflicto”
“Hace rato que todos aprendimos que las batallas por el todo o nada, son el mejor camino para que nada cambie y para que todo se estanque. Queremos una vida política orientada a la concertación y a la suma, porque de verdad queremos transformar la realidad.”
Superar las teorías del conflicto permanente (ante lo obvio de cuestionamientos habituales, vale decir que para todos a estas alturas supongo que debe ser claro que la vida es conflicto y que existen intereses en pugna en todos los ámbitos y órdenes. Pero el asunto es sobrepasar ese estadio por vías del diálogo y el acuerdo y no acentuarlo por vías del permanente desacuerdo fundado en no dialogar con el “enemigo ideológico”), abrir los espacios de debate y superar el conservadurismo (conservadores son ciertamente, como bien señala Mujica, quienes quieren “cambiar” la realidad desde las consignas “revolucionarias” del conflicto y del todo o nada).
Esto, claro, requiere terminar de desterrar las prácticas políticas de imponerse a los gritos y el romanticismo de los “héroes de clases”. Se necesita, en todo caso, otra forma de “heroísmo” y “valentía” , mucho más difícil de poner en práctica. Pues, lo que se necesita es el diálogo sereno, el respeto por las diferencias, priorizar la vía de la argumentación, de la persuasión en base a buenas ideas, como espacio imprescindible de madurez democrática. Sobre todo, se necesita más que el interés de clase y el conflicto permanente, sujetos que piensen y actúen más allá, que piensen efectivamente en el bien comunitario. Y como bien señaló Mujica en ese primer discurso:
“Nada de esto se consigue a los gritos. Basta mirar a los países que están adelante en estas materias y se verá que la mayor parte de ellos tienen una vida política serena. Con poca épica, pocos héroes y pocos villanos. (…) Para lograrlo estamos convencidos de que se necesita una civilizada convivencia política”
Valentía que se necesita para llevar adelante esa gran reforma del Estado que se propone Mujica y que implica enfrentar a sus propias bases políticas. Y aunque por ahora no ha habido más que derrota presidencial en ese rubro, sus intenciones y desafíos también quedaron marcados en ese primer discurso:
“Esa sinceridad y esa valentía van a ser necesarias para llevar adelante las políticas de estado que proyectamos. Para ponernos de acuerdo vamos a tener que rebajar nuestras respectivas posturas y promediarlas con las otras. Y esa rebaja implica líos obligatorios con nuestras bases políticas. Ese va a ser un test de valentía.”
Y por allí, también esto supondrá digerir que no sólo los “villanos” son corruptos, que la burocracia no tiene partido, que hay que dejar de lado la soberbia moral que suele parecer cuando nos asignamos a priori una etiqueta de “buenos” y poseedores de las verdades últimas, y aprender esas lecciones que nos impone los límites de la realidad, incluyendo las de la macroeconomía y la de los límites de los finitos recursos monetarios. Y sonaron claras y fuertes las palabras de Mujica al respecto:
“Por su parte el Frente Amplio, eterno desafiante y ahora transitorio campeón, tuvo que aceptar duras lecciones, no ya de los votantes sino de la realidad. Descubrimos que gobernar era bastante más difícil de lo que pensábamos, que los recursos fiscales son finitos y las demandas sociales infinitas.
Que la burocracia tiene vida propia, que la macroeconomía tiene reglas ingratas pero obligatorias.
Y hasta tuvimos que aprender, con mucho dolor, y con vergüenza, que no toda nuestra gente era inmune a la corrupción.”
“Una macroeconomía prolija es un prerrequisito para todo lo demás. Seremos serios en la administración del gasto, serios en el manejo de los déficit, serios en la política monetaria y más que serios, perros, en la vigilancia del sistema financiero. Permítanme decirlo de una manera provocativa: vamos a ser ortodoxos en la macroeconomía. (…) Ya una vez quisimos ser antárticos, y producirlo todo fronteras adentro. Nos fue mal, muy mal. Seria criminal no aprender de aquellos dolores y volver a una economía enjaulada y cerrada al mundo.”
También fue importante su defensa del trabajador privado, a quien señaló como el verdadero afectado por las crisis económicas que inauguraron el siglo XXI:
“Del mismo modo la sociedad uruguaya ha protegido a sus servidores públicos mucho más que a sus trabajadores privados. Recordemos que en la crisis del año 2002 y 2003, casi 200 mil personas perdieron su trabajo y ninguna fue un funcionario público. Se estima que otras 200 mil sufrieron rebajas en sus salarios, y todos fueron trabajadores privados”.
Y no en vano, finalmente Mujica también señaló en su discurso que:
“(…) gobernar empieza por crear las condiciones políticas para gobernar.”
Y en ese sentido ha venido moviéndose en las arenas de la política local, con talento de ajedrecista, tanto hacia los partidos opositores como hacia los sectores de su propio partido que suelen obstaculizar la tarea.
Al día siguiente del triunfo de Mujica en las elecciones presidenciales escribí un artículo titulado “El día después de las elecciones presidenciales”. En el primero sostenía la importancia del centro político y de los equilibrios, la necesidad de abandonar las viejas dicotomías ideológicas y de buscar políticas de Estado que superaran la fatal partidocracia uruguaya. En el segundo, festejaba el gesto de Mujica al momento de ganar, llamando precisamente a buscar esos equilibrios con la oposición y declarando que en lo inmediato se pondrían a trabajar comisiones que apuntaran a generar políticas de estado más allá de los partidos políticos (hecho concretado ya semanas antes de su asunción, con comisiones que interpartidarias funcionando sobre cuatro puntos centrales: educación, medio ambiente, seguridad y energía). También decía que Mujica “podría ser quien dé un histórico paso en cuanto a lograr quebrar el viejo vicio político uruguayo de gobernar sin el otro, sin el perdedor en esa dicotomía de izquierda versus derecha. El tiempo lo dirá. Y la voluntad política, claro”. Es bueno saber que las cosas se van encaminando en ese sentido, que Mujica exprese que es vital gobernar “para generar transformaciones hacia el largo plazo”, para “crear las condiciones para gobernar 30 años con políticas de estado”, que más importante que el gobierno de un partido es “un sistema de partidos, tan sabio y tan potente, que es capaz de generar túneles herméticos que atraviesan las distintos presidencias de los distintos partidos ,y que por allí, por esos túneles, corren intocadas las grandes líneas estratégicas de los grandes asuntos”, aunque a los que viven la política como un hincha fanático desde la tribuna del estadio, les resulte casi intolerable tanta moderación democrática.
Quizás el tiempo señale que -en aquellas históricas instancias del Congreso del FA de fines del 2008 de cara a elegir el candidato “oficial”- en el afán casi obsesivo de las bases militantes -particularmente las comunistas-, de cerrar el camino a Astori como candidato del FA, por tildarlo precisamente de poseer un afán pragmático y liberal, demasiado acorde a la macroeconomía reinante, no hicieron más que allanar el camino al más pragmático y políticamente liberal de los candidatos posibles.
Es Mujica un liberal en el sentido político clásico (y en más de una ocasión se ha definido precisamente en estos términos) y un hombre con una visión absolutamente pragmática respecto de la vida política, que ha dejado por ambos motivos (su liberalismo ideológico y su pragmatismo) de mirar el mundo desde los infértiles terrenos de la ideología del conflicto y del todo o nada. Precisamente, sobre esto último se refirió en su primer discurso como presidente y bien vale la pena reproducir sus palabras:
“(…) creemos que esta idea de la complementariedad de las piezas sociales, es la que mejor se ajusta a la realidad. Nos parece que el diagnóstico de concertación y convergencia es más correcto que el de conflicto”
“Hace rato que todos aprendimos que las batallas por el todo o nada, son el mejor camino para que nada cambie y para que todo se estanque. Queremos una vida política orientada a la concertación y a la suma, porque de verdad queremos transformar la realidad.”
Superar las teorías del conflicto permanente (ante lo obvio de cuestionamientos habituales, vale decir que para todos a estas alturas supongo que debe ser claro que la vida es conflicto y que existen intereses en pugna en todos los ámbitos y órdenes. Pero el asunto es sobrepasar ese estadio por vías del diálogo y el acuerdo y no acentuarlo por vías del permanente desacuerdo fundado en no dialogar con el “enemigo ideológico”), abrir los espacios de debate y superar el conservadurismo (conservadores son ciertamente, como bien señala Mujica, quienes quieren “cambiar” la realidad desde las consignas “revolucionarias” del conflicto y del todo o nada).
Esto, claro, requiere terminar de desterrar las prácticas políticas de imponerse a los gritos y el romanticismo de los “héroes de clases”. Se necesita, en todo caso, otra forma de “heroísmo” y “valentía” , mucho más difícil de poner en práctica. Pues, lo que se necesita es el diálogo sereno, el respeto por las diferencias, priorizar la vía de la argumentación, de la persuasión en base a buenas ideas, como espacio imprescindible de madurez democrática. Sobre todo, se necesita más que el interés de clase y el conflicto permanente, sujetos que piensen y actúen más allá, que piensen efectivamente en el bien comunitario. Y como bien señaló Mujica en ese primer discurso:
“Nada de esto se consigue a los gritos. Basta mirar a los países que están adelante en estas materias y se verá que la mayor parte de ellos tienen una vida política serena. Con poca épica, pocos héroes y pocos villanos. (…) Para lograrlo estamos convencidos de que se necesita una civilizada convivencia política”
Valentía que se necesita para llevar adelante esa gran reforma del Estado que se propone Mujica y que implica enfrentar a sus propias bases políticas. Y aunque por ahora no ha habido más que derrota presidencial en ese rubro, sus intenciones y desafíos también quedaron marcados en ese primer discurso:
“Esa sinceridad y esa valentía van a ser necesarias para llevar adelante las políticas de estado que proyectamos. Para ponernos de acuerdo vamos a tener que rebajar nuestras respectivas posturas y promediarlas con las otras. Y esa rebaja implica líos obligatorios con nuestras bases políticas. Ese va a ser un test de valentía.”
Y por allí, también esto supondrá digerir que no sólo los “villanos” son corruptos, que la burocracia no tiene partido, que hay que dejar de lado la soberbia moral que suele parecer cuando nos asignamos a priori una etiqueta de “buenos” y poseedores de las verdades últimas, y aprender esas lecciones que nos impone los límites de la realidad, incluyendo las de la macroeconomía y la de los límites de los finitos recursos monetarios. Y sonaron claras y fuertes las palabras de Mujica al respecto:
“Por su parte el Frente Amplio, eterno desafiante y ahora transitorio campeón, tuvo que aceptar duras lecciones, no ya de los votantes sino de la realidad. Descubrimos que gobernar era bastante más difícil de lo que pensábamos, que los recursos fiscales son finitos y las demandas sociales infinitas.
Que la burocracia tiene vida propia, que la macroeconomía tiene reglas ingratas pero obligatorias.
Y hasta tuvimos que aprender, con mucho dolor, y con vergüenza, que no toda nuestra gente era inmune a la corrupción.”
“Una macroeconomía prolija es un prerrequisito para todo lo demás. Seremos serios en la administración del gasto, serios en el manejo de los déficit, serios en la política monetaria y más que serios, perros, en la vigilancia del sistema financiero. Permítanme decirlo de una manera provocativa: vamos a ser ortodoxos en la macroeconomía. (…) Ya una vez quisimos ser antárticos, y producirlo todo fronteras adentro. Nos fue mal, muy mal. Seria criminal no aprender de aquellos dolores y volver a una economía enjaulada y cerrada al mundo.”
También fue importante su defensa del trabajador privado, a quien señaló como el verdadero afectado por las crisis económicas que inauguraron el siglo XXI:
“Del mismo modo la sociedad uruguaya ha protegido a sus servidores públicos mucho más que a sus trabajadores privados. Recordemos que en la crisis del año 2002 y 2003, casi 200 mil personas perdieron su trabajo y ninguna fue un funcionario público. Se estima que otras 200 mil sufrieron rebajas en sus salarios, y todos fueron trabajadores privados”.
Y no en vano, finalmente Mujica también señaló en su discurso que:
“(…) gobernar empieza por crear las condiciones políticas para gobernar.”
Y en ese sentido ha venido moviéndose en las arenas de la política local, con talento de ajedrecista, tanto hacia los partidos opositores como hacia los sectores de su propio partido que suelen obstaculizar la tarea.
Al día siguiente del triunfo de Mujica en las elecciones presidenciales escribí un artículo titulado “El día después de las elecciones presidenciales”. En el primero sostenía la importancia del centro político y de los equilibrios, la necesidad de abandonar las viejas dicotomías ideológicas y de buscar políticas de Estado que superaran la fatal partidocracia uruguaya. En el segundo, festejaba el gesto de Mujica al momento de ganar, llamando precisamente a buscar esos equilibrios con la oposición y declarando que en lo inmediato se pondrían a trabajar comisiones que apuntaran a generar políticas de estado más allá de los partidos políticos (hecho concretado ya semanas antes de su asunción, con comisiones que interpartidarias funcionando sobre cuatro puntos centrales: educación, medio ambiente, seguridad y energía). También decía que Mujica “podría ser quien dé un histórico paso en cuanto a lograr quebrar el viejo vicio político uruguayo de gobernar sin el otro, sin el perdedor en esa dicotomía de izquierda versus derecha. El tiempo lo dirá. Y la voluntad política, claro”. Es bueno saber que las cosas se van encaminando en ese sentido, que Mujica exprese que es vital gobernar “para generar transformaciones hacia el largo plazo”, para “crear las condiciones para gobernar 30 años con políticas de estado”, que más importante que el gobierno de un partido es “un sistema de partidos, tan sabio y tan potente, que es capaz de generar túneles herméticos que atraviesan las distintos presidencias de los distintos partidos ,y que por allí, por esos túneles, corren intocadas las grandes líneas estratégicas de los grandes asuntos”, aunque a los que viven la política como un hincha fanático desde la tribuna del estadio, les resulte casi intolerable tanta moderación democrática.
Ya no es tiempo de únicamente “patria para todos” ( y menos del trágico “o para nadie”) sino también de “patria con todos”. No es menor la eliminación y el agregado sustitutivo -con su correspondiente y elogiable cambio de sentido- que Mujica ensayó al momento final de su discurso para la histórica fórmula del MLN que rezaba “Habrá patria para todos o para nadie”. Ojalá ese “con todos” pueda cristalizarse. Es difícil, pero no imposible. Al menos, vale la pena intentarlo
66 comentarios:
Es muy bueno el articulo, muy claro. Igualmente creo que el discurso y la política moderada siempre estan acordes a intereses económicos.
Hablás del "obsoleto, elitista y poco representativo andamiaje organizativo interno del Frente Amplio". Me gustaría que explicaras cuál es tu modelo de representación en política. Tu prosa tiene el defecto de adjetivar sin argumentar. Rasgo poco apropiado para un filósofo.
Me faltó pedir antes aclaración también sobre este otro pasaje oscuro de tu artículo: "...del liberalismo y del socialismo, de esa vieja y errónea dicotomía con que tantos siguen pensando el mundo." ¿Por qué figura el adjetivo "viejo" en un contexto donde cumple la función de descalificar? Nunca creí que para un filósofo fuera relevante la vejez de una idea. Además sería interesante que argumentaras, en un artículo especial quizás,por qué para vos esa dicotomía es errónea. No es un tema que se resuelva con un par de adjetivos (uno poco pertinente y otro muy opinable).
Gabriela Martínez
Vengo recibiendo por correo electrónico tus artículos e inicialmente creí que lo mejor era responderte por esa vía. Luego me di cuenta que los comentarios debían hacerse al pie de la nota en el blog, así que pego a continuación la consulta que ya te envié, pero no había publicado, que está relacionada con las previas rotuladas como anónimas:
Estimado:
Me gustaría que fundamentaras la siguiente afirmación del artículo que me enviaste:
"las bases sindicales, o sea, el sector más conservador y burocratizado que tiene el Estado uruguayo". Como se trata de una comparación entre sectores, me gustaría que detallaras mejor cuáles son, cómo están conformados y qué hechos generan.
Espero tu respuesta,Gabriela Martínez
Excelente artículo. Creo que será muy difícil de comprender determinados puntos para quienes viven encerrados en la buburba de la ideología fanática. Se requiere de mucha paciencia -y aún así se tendrá seguramente poco efecto- para explicar cosas tan sencillas de ver, de comprobar en la relaidad, como que el Congreso del Fa es elitista, como que la dicotomía socialismo y liberlismo es errónea y caduca y que las bases sociales son sectores conservadores.
Te felicito por la valentía de exponer cuestiones que son tabúes aun para muchas personas y te felicito por el nivel de la argumentación. Los adjetivos están enmarcados todos en el marco de un texto que viene argumentando constantemente. Y como se suele decir, no hay peor ciego que el que no quiere ver. Por suerte, el mismo Mujica está abriendo cabezas a sus votantes. Al menos a los que puedan entenderlo.
Saludos
Cecilia
Estimada Gabriela, agradezco tus mensajes, aunque los mismos comiencen en todo caso realizando aquello de lo que me acusas, en tanto adjetivas sin argumentar. Y sumen además el recurso del ad hominem, al momento de insistir en asignarme un negativo rasgo personal para descalificar lo expuesto: decir que no tengo rasgos de filósofo, o sea intentar un agresión personal por la vía de descalificar mis competencias intelectuales (por cierto, como si uno tuviera tales pretensiones o como si ser “debidamente filósofo” validara o no las ideas expuestas. En fin, quizás al no coincidir con tus ideas te haya resultado molesto mi artículo. Como sea, no hay que perder el respeto cuando nos encontramos frente a la diferencia de ideas. Es un consejo que me permito re4laizartey que es bueno para esta instancia como para otras que todos tenemos a diario en la vida. Pero, pasemos a lo más importante, que es contestar a tus preguntas. Comencemos con la primera: sobre el mecanismo interno que tiene el FA para elegir sus candidatos, es obsoleto, elitista y poco representativo en tanto responde a un modelo perimido que es el del comité de base ampliado, en donde finalmente sólo los militantes activos de un partido político, los que asisten regularmente al comité, terminan teniendo el derecho a elegir los candidatos del partido. Es perimido porque la participación ciudadana en política desde la última década del siglo XX y sobre todo en esta primera década del siglo XXI no tiene absolutamente nada que ver con la militancia de los años 60 y 70', cuando –por ejemplo- comenzó a encaminarse y nació el FA. Ni siquiera tiene que ver con lo sucedido en los primeros años post dictadura con la explosiva participación militante de mediados de los 80’, ya notoriamente mermada al comenzar los 90’. Hoy en día, la amplia mayoría de los votantes de todos los partidos, aquí y en todo el mundo, no participan de espacios como los Comité de Bases. Esa es la realidad, cruda para algunas, claro. Pero es la realidad al fin. Y esto no supone que quien no participa de las bases no tenga opinión política o no esté comprometido con la política. Mucho menos que no tenga derechos, voz ni voto para marcar definir las estructuras internas de espacios de poder del partido al que vota y apoya desde otras maneras de militancia que no es la del Comité y las reuniones de Bases) Sólo quienes se erigen como "salvaguardas morales del compromiso" son capaces de autodesignarse de tal manera y autodesignarse como los únicos con derecho a elegir los representantes del partido. Es muy sintomático al respecto que figuras principales del FA como Astori y Daniel Martínez coindicen en utilizar el adjetivo "obsoleto" (y Martínez llegó a adjetivar recientemente como "estalinista" al aparato interno de toma de decisiones que tiene el FA). Para quienes creemos en las virtudes de la verdadera democracia representativa (y no en la simulada entre cuatro paredes por una minoría de militantes del viejo esquema del comité de base), siempre nos parece que el voto de las mayorías (y no de las minorías) es lo que acrecienta el carácter democrático de un partido. (SIGUE EN OTRO MENSAJE)
(CONTINUACIÓN) La consulta a todos y no a unos pocos. Y es claro que lo que esos pocos votan responden a intereses sectoriales y esto quedó, plasmado en los desacomodados datos con la realidad que tuvo que enfrentar los últimos congresos del FA, tanto a nivel nacional en donde quedó Astori colocado en un lejano y tercer lugar y Carámbula en un asombroso segundo lugar, cuando luego los resultados de las internas mostraron una foto de la realidad para nada coincidente con tales maniobras sectoriales de los militantes de base; y mucho menos lo recientemente sucedido con Daniel Martínez en donde todas las encuestas públicas realizadas marcaban que los votantes del FA (o sea, le verdadero “pueblo” del FA y no su cúpula militante), lo apoyaban casi en un 70% y terminan votando de manera surrealista (por ejemplo, si lográs 85 votos pero no 86, por ejemplo, no tenés la famosa “unanimidad” y puede terminan siendo electo alguien que en esa primera votación obtuvo 5 votos o que ni quiera estaba entre los candidatos, pero que de repente parece como “solución de último momento”, en la “cocina” de tres o cuatro dirigentes militantes de toda hora). El aparato organizativo del Fa, por lo anteriormente expuesto, no coindice con la realidad de un partido de masas y si parece coincidir con la autoritaria idea de un partido de elites dirigentes.
Quienes creemos en la democracia representativa y el voto ciudadano ante todo, repito, no estamos de acuerdo con tales prácticas. No creo conveniente que sectores como le PCU que apenas logran alcanzar unos miles de votos tengan el mayor poder en el Congreso. ¿qué mejor ejemplo de lo obsoleto, autoritario, elitista y poco representativo del Congreso del FA el saber que quienes tienen poder de decisión allí apenas logran alcanzar un senador cuando se someten al momento de la verdadera práctica democrática? Los radicalmente demócratas creemos en las elecciones abiertas en todo momento. No tenemos miedo a la consulta popular (por el contrario, la priorizamos y destacamos), ni creemos que las masas son tontas y descomprometidas y entonces sólo algunos (los sabios políticamente y comprometidos de todo momento) pueden elegir por ellas o que sólo tienen derechos y privilegios quienes todo el año participan de reuniones y pegatinas. Sí creemos que hacen una tarea importante, pero no creemos que por eso puedan elegir por quienes no tienen tiempo para vivir en el Comité de Base o practican otras formas de militancia y ejercicio diario de la política. No me gustan esas formas de la soberbia. El Congreso del FA es un aparato soberbio, en tanto se rige como único portavoz real y moralmente válido de representación y elección. (SIGUE EN OTRO MENSAJE)
(Continuación de la nota sobre lo declarado por Daniel Martínez):
Martínez indicó que hay “mucha gente indignada” con la resolución de la candidatura a Montevideo porque siente que “está pintada”. “Hoy lo que está cuestionado es el procedimiento” de elección de candidatos dijo y pidió un debate “constructivo y no de enfrentamiento”. “¿Vamos a tener el síndrome del ñandú, que cuando se quema la pradera mete la cabeza para adentro y se quema todo alrededor?” se preguntó y respondió “algo está pasando. Precisamos un debate que no sea para quemarle la cabeza a nadie”. Agregó que “miles de de personas” le han dicho que “hay que volver al FA del 71” y aclaró que se refiere al sentido de que el Frente es “un movimiento y la gente tiene que ser respetada”.
El Senador confirmó que Mujica le ofreció la vicepresidencia antes de que se pusiera de acuerdo con Astori. Explicó que el ofrecimiento se lo hizo cuando el MPP y Asamblea Uruguay no se ponían de acuerdo por las condiciones que ponía el vicepresidente. “Yo le dije que su obligación era hacer lo imposible para que Astori fuera el candidato a vice porque la fórmula ganadora era Mujica - Astori y no Mujica - Martínez”, indicó. Dijo que no sabe si eso enojó a Astori “pero fue lo que pasó” y agregó: “que cada uno haga su historia y que diga lo que le convenga porque acá hay mucho de operación política. Cada uno hace política como quiere yo peleo por otra forma de hacer política”.
Martínez dijo que le “pudren y aburren las conspiraciones” y que “para eso hay otros”. Adelantó que hará campaña por Olivera y que eso incluye reuniones con “fundadores del FA” y con “gente que se sintió afectada en su frenteamplismo de corazón y piensa en no votar a Olivera”. “Yo lo que quiero es no perder esos votos”, dijo y explicó que estuvo “en barrios, ferias y fábricas” y vio “mucha gente caliente que va a votar al frente pero cambia de sector y otros que no lo quieren votar y lo hacen en blanco o anulado”. Indicó que para que eso no pase tiene “un montón de reuniones fijadas para tratar de que la gente no castigue al Frente a través del voto”.
Estimada Gabriela, sobre el segundo punto, sobre lo que considero es una vieja y falsa dicotomía (la de liberalismo vs socialismo), creo que no podría hacer nada mejor para explicar que referir al libro Sobre los problema sociales, de Vaz Ferreira. Para mí, la mejor obra de un filósofo (además, uruguayo y ¡escrita hace casi 90 años') que rompe con esa dicotomía de manera brillante, planteando la falsa oposición que representa. Pero creo que el mundo más civilizado políticamente ya hace tiempo que ha entendido este punto y en los hechos (y no en los discursos para la tribuna fanatizada) no hay más que gobiernos que mixturan ambas tendencias ideológicas. El pragmatismo político de cuño liberal que plateo Mujica en su discurso es un buen argumento a favor de tal posición. Sobre esa dicotomía y la lectura de Vaz Ferreira escribí e prensa y publiqué en este mismo blog un artículo titulado “Entre Lacalle y Mujica voto por Vaz Ferreira”, que plantea precisamente los argumentos por los cuales esa falsa oposición es saludable sea superada en pro de una democracia madura, de coparticipación de partidos y en busca de políticas de Estado más allá de la partidocracia. Te agradecería te tomes la molestia de leer dicho articulo (lo encontrás aquí mismo en el blog, en fecha junio 2009) ,y aguardo entonces tus contraargumentos al respecto (y lo mismo sobre los otros puntos que voy contestando). Gracias. Y pasemos ahora a la tercer interrogante que me planteas (Continúa en otro mensaje)
Respecto del conservadurismo de las bases sindicales, creo que el mejor ejemplo para explicitar el asunto pueda ser el relacionamiento entre ADEOM y la IMM en todos estos años de gestión del propio FA (por cierto, parte de la jugada brillante que hace Mujica en su afán de reformar el estado y lidiar con las bases sindicales es poner al PCU en la IMM. ¿Quién mejor que el sector de bases sindicales por excelencia para enfrentar al sindicato más corporativismo, radical y conservador que existe en al sector estatal? Va a tener que probar tanto el PCU como ADEOM un poco de sus propias practicas. Sin lugar a dudas, un movimiento notable de Mujica), pero poca diferencia tendría si vemos el accionar -a la hora de plantearse cualquier reforma- de los sindicatos docentes, de los sindicatos de la salud, de los funcionarios del Estado (la reacción inmediata de COFE ante las declaraciones de Mujica sobre que no ingresarán más funcionarios al estado y que la forma de Concurso es algo absolutamente trucho es sintomática de lo que catalogo como conservadurismo y traba para seguir sosteniendo una casta de burócratas atornillados a cómo dé lugar a sus privilegios de funcionarios estatales, sin importar más que el interés corporativo). En este sentido, la referencia de Mujica en su discurso inaugural como presidente de que tendrá lío con las bases y que la burocracia tiene vida propia es muy adecuada como lectura de los principales problemas que tiene en Uruguay todo intento de reformar el estado para hacerlo más eficiente y justo. Los sindicatos se vuelven conservadores cuando -más allá de la justa defensa de sus intereses, más allá de que su existencia es vital para enfrentar toda forma de abuso por parte de las autoridades, de que son vitales en la protección y defensa de los derechos de los trabajadores,- terminan actuando como una corporación que ha perdido de vista el sentido comunitario, exacerbando únicamente sus privilegios sectoriales y trancando toda forma dinámica de los procesos políticos que apunten a hacer mejor para todos el área de interés en que ellos están insertos como trabajadores. Por supuesto que es muy difícil el equilibrio y poder ver claramente hasta donde va el sano corporativismo y donde comienza el “palo en la rueda” sólo para favorecer a los intereses más mezquinos y restringidos y en contra del bien común, pero creo que al nombrarte a ADEOM seguramente podrá quedarte claro (o a otros que leen esta respuesta) lo que quiero decir sobre la actual deformación, sobre la peripecia de decadente corporativismo en que han caído los sindicatos de varios puntos neurálgicos de nuestra sociedad. Los que creemos que lo comunitario está por sobre los intereses particulares y corporativistas y que eso es ser progresista, y que entendemos que son conservadores quienes sólo priorizan sus privilegios dentro de la red de poder de los espacios burocratizados del estado para conservar precisamente esa situación de privilegio, creemos que en definitiva la lectura que hace Mujica de la situación es totalmente correcta . Y la tarea de Mujica será titánica al respecto. Vázquez fracasó rotundamente en ese sentido, al igual que los anteriores presidentes en democracia.
Felicitaciones Pablo por este artículo. Realmente es impresionante la visión que tienes y la capacidad de analizar un discurso que dejó atónito a más de uno. Una visión totalmente objetiva. Sigue adelante, Saludos
El discurso me pareció genial en su momento, mientras lo escuchaba desde la profunda emoción que signifca tener la edad suficiente para recordar todo desde el año 1968 a la fecha.
Ahora, cuando al otro día leí los profundos y encendidos elogios de Lacalle, de Bordaberry, de Larrañaga, me dije a mi mismo: "me parece que hay un error en alguna parte..."
Suscita bastantes reflexiones el artículo Pablo. Vos sabés que ahora cuando estuve en Bolivia, muchas veces leía la prensa y habían algunos columnistas que realizaban críticas a Evo Morales, las cuales eran muy asimilables a nuestro nuevo presidente. Decían que el MAS, gracias a los votos de la gente, había adquirido legitimidad para enfocarse hacia políticas socialdemócratas compatibles con las reglas del sistema capitalista. Así, vendía una imagen de "revolución socialista" que les permitía conseguir el poder, y, al mismo tiempo, ajustarse a ciertos rasgos importantes de su "peor enemigo" (el imperialismo estadounidense). Se trataba de revelar que a través de el llamado "socialismo", se encubría una conducción de la política de acuerdo a la organización capitalista.
Claro, el grado de alfabetización y el nivel educativo de los bolivianos es bastante menor al nuestro, de modo que son mucho más vulnerables a las maniobras políticas más desfavorables.
Evo es algo abrumador, casi divino para la mayoría de los bolivianos (mucha gente lo detesta, y con fuertes razones...). Mujica, en cambio, genera muchas espectativas en los conservadores -como vos decís- que no desisten a su ficción guevarista, pero también en aquellos que lo ven como un representante de todo un partido político, es decir, que lo ven junto a Astori y a un equipo. En este sentido, se me ocurre que el FA podría llegar a perder una cantidad considerable de votos, pues probablemente descepcione a los viejos radicales de siempre.
Saludos,
Mateo
Pedir precisiones sobre lo que para muchos son supuestos obvios es un buen anzuelo para pescar prejuicios. Todos los tenemos y cultivamos una máscara civilizada de tolerancia. Ya empezamos mal para llegar a un “sano debate”. Cada uno cree que lo que piensa es lo acertado, de lo contrario no abriría la boca. No encuentro en mis mensajes las adjetivaciones sin argumentación previa de las que hablás pero es lo de menos. Creo que no hay que temerle al conflicto, menos aún cuando uno es medio burro (Cecilia dixit) y necesita aclarar lo que para todos es tan claro. Les cuento que esta técnica la aprendí de Gandhi, quien en su autobiografía explicaba que la mayoría de las discrepancias se dan en realidad por no explicar detalladamente lo que significa cada uno de los conceptos en los que se basa la discusión. No todos tienen paciencia para hablar con los fanáticos, quizás crean que, por ser una minoría, no merecen tanta paciencia. Por este motivo, paciente Pablo Romero, te AGRADEZCO FERVOROSAMENTE todo el tiempo que has dedicado a contestar cada una de mis incógnitas, máxime teniendo en cuenta que es una época donde ya nadie tiene tiempo para perder en un Comité de Base (quizás tampoco en un foro de Internet).
Para responder elegiste la vía de tomar ejemplos, casos concretos (ADEOM, caso Martínez en el Congreso del FA). No sé si es el mejor sistema para analizar temas generales, pero ¡quién sabe! Quizás si yo también te cuento algún “caso” podamos empezar a enriquecer la discusión con aspectos de evolución histórica que no han aparecido en la reflexión, aunque también se podría abordar por el lado de la ciencia política, Sartori por ejemplo considera legítimo que un partido que no tiene gran representación parlamentaria pueda ser una pieza importante en la articulación de alianzas y en la toma de decisiones. Claro, si el nuevo modelo de representación establece como base que votar es = a participar, esto no cerraría. Según Constanza Moreira la actual ley para elegir los alcaldes fortalece la partidocracia, así, tal como está pensada. ¿Y el personalismo? me pregunto yo, ¿no sale favorecido en un sistema donde sólo parece que podamos elegir sobre personas? ¿Quiénes determinan la línea haciendo las combinaciones que crean más convenientes de diversos aportes tomados no se sabe por qué vía? El Partido Socialista se definía hace años como un partido de cuadros y de masas? ¿Cómo se forman sus cuadros? Entre esos esclarecidos y la masa ¿qué debería haber? ¿Por qué sus cuadros plantean recién ahora públicamente la obsolescencia de una estructura que hasta ahora no había sido cuestionada más que en corrillos y el conservadurismo de una base sindical que no fue cuestionada mientras sirvió de sostén para alcanzar el poder?
(CONTINUARÁ) Gabriela Martínez
Tengo una anécdota. Hace quince años que no participo de la estructura del FA pero antes supe hacerlo muchos años en forma independiente, cuando todavía era al mismo tiempo coalición y movimiento. En los últimos años de participación me di cuenta que como independiente no incidía en nada porque la coalición de partidos se encargaba de determinar por alianzas y maniobras (no siempre muy legítimas) de sacar adelante lo que en sus tiendas se había decidido. Participé del plenario de Canelones en la época en que se pasó a funcionar por plebiscito interno del FA con un órgano de conducción política muy reducido y llegué a asistir a alguno algo ampliado. El representante de las bases era un militante histórico, Juan Antonio Rodríguez, muy apoyado por las bases, pero, por conciliábulos entre partidos, especialmente el Partido Socialista, se logró imponer al mejor estilo paracaidista, a Spinoglio como candidato a Intendente. En ese momento la mayoría de las bases desconformes lo acató. Era un éxito de la alianza de partidos, no del movimiento frenteamplista que ya estaba siendo definitivamente neutralizado. Nadie se quejó públicamente de lo ocurrido porque para hacerlo se lo debía haber hecho ANTES de esa instancia y no luego de haber perdido.
(CONTINUARÁ) Gabriela Martínez
En esa época también constatamos con tristeza que algunos legisladores, hoy muy exitosos, no consideraban que tuvieran que informar a las bases sobre su actividad parlamentaria y menos responder a un mandato. Tienen un modelo de representación distinto, centrado en la persona y los votos que ha obtenido y no en el ida y vuelta y la producción constante de una línea colectiva.
Estos pequeños ejemplos y muchas cosas más me llevaron a volver a mis épocas más afines al anarquismo: nadie puede representar a otro, tal vez, menos si luego de obtener el título de representante no se considera obligado a responder ante nadie más que el votante (una vez cada cinco años y por TV).
En cuanto al movimiento sindical creo que ha ocurrido lo mismo, ahora los que se encaramaron con su impulso y apoyo los tildan de mafiosos o corporativistas; nadie ha vuelto a mencionar la importancia de tener conciencia de clase. Además un juego mediático ha establecido una identidad entre sectores sindicalizados dentro del Estado y sectores burocráticos que usan al Estado para sus fines personales. Creo que hay muchos sectores de diversa índole, que el clientelismo de los partidos tradicionales ha dejado una herencia de mandos medios saboteadores que difícilmente se puedan asociar en forma genérica a las bases sindicales. En los sindicatos hay de todo, no es bueno generalizar (Vaz Ferreira ¿no?) Y si las mayorías son tan importantes ¿qué haremos con las mayorías aparentemente saboteadoras que integran los sindicatos? ¿Repetir que “yo nunca perdí un conflicto”? ¿Realmente creen que hay algo que se pueda imponer? ¿O aunque no les tengan ningún respeto deberían buscar un diálogo y resolver realmente las cosas? Porque la imposición dudo que funcione.
Si la “verdadera democracia representativa” es la mera votación, dejará mucho que desear. Eso sí, sigo manteniendo una práctica de viejos militantes (¿obsoletos, es decir, inadecuados a las circunstancias actuales?): si no me tomo el trabajo de participar, tampoco cuestiono las decisiones de los que sí lo hacen. De lo contrario los estaría usando para lo que me conviene (su militancia) para luego tirarlos.
Saludos, Gabriela Martínez
Estimada Gabriela, yo no creo que el tiempo se pierda en la militancia o en el Comité de base. Creo que es un recuerdo retórico falaz muy evidente el poner en boca del otro lo que el otro no ha dicho. Es más, te diría que me parece bárbaro lo que allí sucede, el compromiso y el laburo que se da en los Comité y también en las estructuras internas del FA. El asunto es otro y ya lo explicité en el mensaje anterior (obviar lo que nos “conviene” obviar del argumento del otro en un diálogo, es también un atajo que solo invita a clausurar el diálogo). Tampoco generalicé sobre los sindicatos, aunque sí dejé que los que conozco y están vinculados a los puntos neurálgicos del Estado se han tornado en espacios de poder corporativistas (en el sentido negativo del término). Es discutible, claro y es imposible que señale que Fernández o Rodríguez o García no lo es, aunque finalmente la dirección general que toma su sindicato sí lo es. Por otra parte, toco ejemplos concretos, para no dejar esa generalidad en esa mera situación de, precisamente , generalidad anónima,. Pero me dices que también no es correcto concretar. En fin, siempre se necesita colaboración para el diálogo, en la medida que estemos de acuerdo en que no se trata de vencer al otro ni ponernos a la defensiva, sino de pensar junto al otro.
Luego, creo que es importante revisar otra falsa dicotomía que estás planteando: votar o participar. Simplificar el asunto al punto de pensar que quien no va al Comité de Base, que quien no milita, simplemente particpa votando cada 5 años y entonces la democracia representativa es una farsa, es creer un cuento en donde se sigue esa lógica de subestimar al que no milita y de pensar que es un tonto descomprometido que únicamente mete el voto cada 5 años (por cierto, además, votito “tonto” de las masas que finalmente es la que sostiene el poder político –y los cargos directivos que luego se reparten- de los “comprometidos militantes). También es un error reducir mi posición a que estoy planteando que esa es toda la democracia representativa. Claramente no digo eso. Pero lo explicito mejor: la instancia de la consulta popular, del voto, es la instancia más importante que tiene toda democracia representativa, en cuanto a mecanismo de espacio de decisión. El FA falla notoriamente en ese punto. ¿Se entiende? Discutir si la participación militante es la panacea o no de todo el sistema democrático o la desidia democrática de los ciudadanos es otro asunto, o discutir si finalmente lo que se ha elegido es como representante es exactamente un digno y justo representante de la voluntad popular. Lo que sí tengo claro que prefiero ese modelo al que pretende hacer descansar toda la democracia posible en manos de los grupos de élites de los partidos, anclados en las bases militantes. La democracia representativa es perfectible y tiene sus defectos, pero no conozco de momento otro sistema mejor. No me gusta la “aristocracia y oligarquía” militante y no creo que son idiotas y faltos de ética participativa los ciudadanos que no van un Comité. Yo no voy y sin embargo practico otras formas de militancia política, por ejemplo. (CONTINÚA)
(Continuación) Es cierto que la política tiene sus reglas y su propia moral y no hay que quejarse de algunas cuestiones de “política menor”: ni cuando nos favorecen ni cuando nos perjudican. Yo sigo pensando igualmente que la política debe tener siempre su contralor ético por parte de la ciudadanía, más allá de la casta de dirigentes políticos. En ese sentido, es que creo en lo personal que las actuales bases militantes del FA y los actuales sindicatos se han desvirtuado hasta el punto de convertirse en espacios corporativos en donde ya no importa el bien común y sólo prima la defensa de la propia “chacrita”. Creo que hay que denunciar y combatir con ideas esa situación y retomar lo mejor de la tradición sindical y militante. Me parece que Mujica estuvo muy bien al explicitar esto. Coincido con él totalmente en ese punto. Y es bueno que haya explicitado esos inevitables “líos con las bases”. Que la vida social es conflicto es algo que a estas alturas de los debates ideológicos es como decir que luego dela noche viene el día. Creo que hay que superar ciertos estadios del discurso ideológico que ya están no están al nivel de la madurez política y adultez ideológica que requiere una sociedad más o menos moderna del siglo XXI. Hay que aprender las lecciones del pasado, como bien ha dicho el presidente Mujica.
Por cierto, les invito a leer la entrevista realizada al ex-presidente Sanguinetti respecto del discurso de Mujica. La acabo de leer y creo que confirma algunos puntos expuestos en mi artículo. La ven en: http://www.montevideo.com.uy/notnoticias_104717_1.html
Hola Pablo y todos los que participan de la discusión. Me llegan a mi mail tus artículos y por eso en esta instancia he decidido hacer una breve intervención, comentando algunos puntos de tu artículo. Es necesario primeramente comprender que si bien no podemos centrarnos en las dicotomías en sí, las relaciones de poder y el neoliberalismo que imperan en el mundo buscan reproducir sistemáticamente el status quo que permiten las contradicciones existentes en nuestra sociedad (occidental-capitalista-judeocristiana-hedonista). Dicha sociedad, presenta unas relaciones sociales y división del trabajo que genera grandes contradicciones que provocan enfrentamientos de clase. Hasta aquí, muy básico. El punto que quería rescatar de tu escrito era que el actual presidente olvida sistemáticamente estas contradicciones a través de un discurso neoliberal que busca concilio y no lucha. El Uruguay tiene inmensos problemas a resolver respecto a a este punto (monocultivo, cadenas productivas clientelísticas, educación de cara al mercado de consumo y laboral, derechos humanos, etc.) y que creo no aparecieron en el discurso presidencial. Estoy de acuerdo con que la moderación y la pretendida neutralidad estan acordes a un determinado paradigma que es el hegemónico en la actualidad. Hasta aquí mi aporte a la discusión, saludos Jimena
Mirá Pablo: si hay algo que me quedó claro es cuán de acuerdo estás con el Presidente Mujica, por eso te ruego que no me lo repitas más, soy burra pero no tanto…
Hablás de los sectores de su propio partido que suelen obstaculizar la tarea. Te digo que a esta altura no entiendo cómo aguantaba dentro de un partido así, que consuetudinariamente se dedicaba a trancarle la rueda, ¡pobrecito! Y encima ahora le esperan líos obligatorios con sus bases políticas. ¡Realmente no entiendo como puede ser tan incomprendido y al mismo tiempo votado! ¿Será porque el voto no representa tanto compromiso al final? Además esto lo obligará a un test de valentía, dijo el tan humilde, al tiempo que ironizaba sobre el romanticismo de los “héroes de clase” y paradójicamente presentaba en el escenario a un “peludo” como ejemplo viviente de ¿qué? ¿no sería un “héroe de clase”?
Afirmás que el afán casi obsesivo de cerrarle el paso a Astori provenía de las bases militantes -particularmente las comunistas-. Pero claro, Mujica no tenía intención ninguna de cerrárselo ¿verdad? Señalás que “la política menor, las movidas “subterráneas” y las intrigas políticas han sido la característica histórica del PCU” y luego que “la política tiene sus reglas y su propia moral y no hay que quejarse de algunas cuestiones de “política menor””; ¿cómo se puede interpretar esto? ¿Los camaradas han tenido hasta ahora la exclusividad de la maniobra, y eso es muy feo, o todos lo han hecho y no es tan feo porque la política es así?
Yo dije que el nuevo modelo de representación establece como base que votar es = a participar (no planteé dicotomía votar o participar, la alegría va por los barrios en cuanto a tergiversar). Y hay algo en lo que estamos completamente de acuerdo no creo que son idiotas y faltos de ética participativa los ciudadanos que no van un Comité. Cuando leo que “hay que superar ciertos estadios del discurso ideológico que ya no están al nivel de la madurez política y adultez” evoco a los camaradas en las asambleas de hace veinticinco años, acusando a los que tenían otras posiciones de “infantilismo de izquierda” o de “enfermedad infantil” de la izquierda. Los recursos del debate se repiten demasiado.
(CONTINUARÁ)Gabriela Martínez
(CONTINUACIÓN)Ya que considerás que “las actuales bases militantes del FA y los actuales sindicatos se han desvirtuado hasta el punto de convertirse en espacios corporativos en donde ya no importa el bien común y sólo prima la defensa de la propia “chacrita””, ¿qué responsabilidad le cabe a la dirigencia, incluido al presidente, en la consecución de este perverso proceso?. Y ya que creés, a pesar de todo, que se podría “retomar lo mejor de la tradición sindical y militante”, ¿cómo te imaginás que podría lograrse? Aclarás que “es un error reducir mi posición a que estoy planteando que esa es toda la democracia representativa”, como también lo sería pensar que “quien no va al Comité de Base, que quien no milita, simplemente participa votando cada 5 años”. Entonces ¿cómo es para vos TODA la democracia representativa? ¿cómo, dónde, con quién intercambia quien no milita? ¿Dónde se produce pensamiento político colectivo?
Saludos a la barra, Gabriela Martínez
Accedí a la solicitud de opinión del Sr. Romero García con esta respuesta:
Buena síntesis de lo que uno ha visto ya por separado- casi hasta el hartazgo, aunque en eso admito con Ud. que todo vividiseccionado según el pelo del exégeta- y me atrevo a parafrasear, entre el gran dilema de lo que ocurrirá con anuncios de maridajes pragmáticos y sus incertidumbres muy ignotas, la gran sabiduría universal venida desde la tierra de Judá:"Por sus frutos los conoceréis".
En otro orden:¿Por qué vota a Vaz Ferreira...que no lo explicita para sorprender quizás a algunos lectores desinformados sobre el Gran Maestro (no 33)? Porque al doctor le gustaba los "hombres de pensamiento y de mucha más acción", escéptico él en su dolor de serlo y de no ser siempre comprendido "por burgués".¿En qué se diferencian pues nuestros hombres actuales de los que el tango allá por los años 20 del siglo pasado de ellos decía "eran más hombres los nuestros"...y eso que no usaban ni gomina, gel, ni actualizadas en polyester coquetas golillas fashion, ni camisas Mao.
Muy cordialmente. Alfredo Saez
Jimena, muchas gracias por tu aporte. Quisiera hacer una primera acotación sobre una posible confusión que creo puede estar implícita por allí: hay que distinguir entre neoliberalismo y liberalismo político, que es una confusión muy habitual (confundir las dimensiones políticas del liberalismo y su dimensión económica en la línea neoliberal). Es importante dicha distinción para realizar entender mejor la critica que estamos haciendo al status quo imperante y las reproducciones de poder. Luego, creo que entender que existen hilos de poder que nos manejan como títeres sin contar con nuestras voluntad es errónea. Las relaciones humanas, las relaciones de poder son una construcción humana permanente. Y en ese juego, no se puede todo el tiempo pensar que no juega la voluntad de las mayorías. El mundo va en alguna medida por donde la amplia mayoría lo lleva y el asunto es más complejo que pensar que solo tres o cuatro con dinero llevan de los pelos al resto del mundo. Es difícil de digerir el punto, pero muchas veces no hay más reproductores del staqus quo que las personas que uno puede pensar que son afectadas. Y no se resuelve el tema pensando en términos de la “alienación”. No, es un error casi antropológico definir todo de esa manera. Hay que entender el bicho humano desde otras coordenadas y entender porque de alguna manera tenemos este status quo imperante y no otro. Basta ver cómo viven las élites políticas que se llenan la boca con la idea de igualdad y son anti-sistema imperante para comprender lo que estoy diciendo. Además, creo que hay que poder ver más allá de ese discurso sobre el poder que nos encierra también en otra forma de dispositivo mental (siguiendo en este punto la lectura de Foucault sobre el poder, sobre los micropoderes y las posibilidades de resistencia). Si no, creo, incluso nos clausuramos como sujetos críticos al perder la sutileza de cuestiones que son más complejas que simplemente –por ejemplo- decir que la “oligarquía”, EEUU y el capitalismo nos manipula todo el tiempo. Foucault, por cierto, se torna finalmente muy escéptico respecto de las posibilidades exitosas de resistencia al poder, pero tenía claro que se jugaba todo el asunto en el mismo terreno del poder y manejando sus códigos. Yo creo que tanto Mujica como buena parte del MLN ha entendido este asunto y actuado con astucia al respecto. (Continúa)
(continuación)El control y el poder es inherente a la existencia misma de los sujetos. Sobre todo, esto es notable en el terreno de la política. Pero, ya en una familia vemos cómo se tejen las relaciones de poder y control. Está bien marcarlas, pero evidentemente hay que ir más allá del diagnóstico y de algo que creo no se resuelve por la vía de exacerbar el conflicto y generar un “ganador” que revierta las posiciones de dominado y dominante. No es esa la salida más adecuada, sino la más dañina para los colectivos sociales (por cierto, tomando algunos casos límite, basta ahondar un poco en la historia para ver la sangre que se ha derramado en nombre de un mundo mejor y de revertir las situaciones de poder por vías de exacerbar el conflicto. El tema, en definitiva, es el sentido que el sujeto y la colectividad le puede otorgar a las inevitables tensiones de esas redes de poder y control. No se trata, pues de neutralidad, que es algo inexistente, sino de dejar de pensar en términos de amigos/enemigos, vencedores/perdedores, dominados/dominantes, burgueses/proletariados, explotados/explotadores y toda la familia de dicotomías que simplifican la complejidad de un asunto que para intentar resolverlos de la mejor forma necesita de miradas conciliadoras y moderadas. Eso es ser realmente radical y apuntar a transformar la realidad y crear un mundo mejor. Ser conciliadores y moderados no es mantener el status quo, sino apuntar a romperlo. Ojalá estemos a tiempo de entenderlo y lograr que el mundo sea un lugar más acogedor para todos.
Pablo, tus artículos, en el disendo o la concordancia, son inteligentes y provocativos.
Tu forma de expresarte y de defender tus ideas es con espíritu amplio, tolerante pero no exento de convicción y firmeza.
Con respecto al último, y más concretamente al tema "organización del FA", estoy de acuerdo en tu adjetivización, pero tengo una opinión diferente con respecto a Daniel Martínez.
Primero, debo confesar que no es una persona que me genere agrado ni aceptación.
Lo reconozco.
En general siento rechazo por cada uno de los empleados públicos que han ingresado al Estado por clientelismo político, como es el caso de Daniel Martínez en plena dictadura (si, no ingreso precisamente por "influencias" de izquierda).
En general esta forma de ingreso me parece corrupta y reñida con la ética.
Y el formar parte de ese Estado esquilmador y no denunciarlo y seguir aprovechándose de él, me indigna y genera rechazo.
Pero este rechazo no queda ahí, su personalidad y métodos, pretende mimetizarse con Tabaré Vázquez.
Otro oportunista y trepador, sin objeciones morales y éticas, desde su propia juventud.
Una verdadera verguenza para los principios de izquierda que curiosamente lo llevó al poder y al decir de las encuestas, lo adoran (díficil de entender para mí, lo reconozco).
Pero haciendo estas aclaraciones, de un claro preconcepto a la figura de Martínez.
Si Martínez, piensa todo lo que dijo del Frente Amplio, porque hace tanto tiempo que está en él ?? sin chistar ??
Pues formó parte de los que pidieron el voto en el 2004, ocupó un cargo de Ministro y Presidente de Ancap.
Llegó a Senador en las elecciones de Octubre pasado.
Creo que para muchos electores hubiera sido relevante la "opinión" de Martínez sobre el propio Frente Amplio.
Además en el Congreso de 2008, también optó por el silencio... ahí no observó la supuesta (digo supuesta pues si bien yo puedo coincidir en lo que la adjetivización quiere decir, no deja de ser una opinión)estalinización del Frente ??
No solo importan los conceptos sino la temporalidad en la que se dicen y la coherencia en el tiempo.
A mi Martinez, con estas definiciones, por más que estén alineadas a las mías, me evidencian una vez más, sus limitaciones éticas y morales.
En la política, como en la vida, trepadores y arribistas pululan, Martínez es uno de ellos, lo que no impide que pueda decir cosas que yo concuerde.
Es una especie de Tabaré Vázquez, con menos carpeta e inteligencia, pero de la misma calaña.
Pablo, tu paciencia y nivel de claridad argumentativa es admirable. Sería bueno que Gabriela aportara algunas ideas propias, más allá de preguntar sobre las ajenas. Hay una diferencia importante entre proponer ideas y sólo cuestionar las ajenas desde preguntas para aclarar puntos en los que no coincidmos ideológicamente.Hay algo de "juego sucio" y comodidad en esa actitud. Con todo respeto, te lo planteo Gabriela. Por ejemplo, no has dicho en definitiva cuál es tu modelo de democracia y aunque Pablo te ha contestado claramente sobre el suyo, sigues insistiendo en que te lo aclare una y otra vez (y nunca te conformará, porque lo que tieenen es una diferencia de talante, de percepción de la democracia). Saludos para todos y felicitaciones por el nivel del debate.
Joaquín Rodríguez, docente
Estimada Gabriela, las preguntas que plantea sobre las contradicciones de quienes votaron a Mujica no las puedo responder. Menos las de las contradicciones internas del Fa y de sus rencillas de política menor. Precisamente sobre eso es que yo he hablado en la nota, sobre esa actitud. Y sobre que Mujica finalmente expuso públicamente y ante sus propios militantes (que aplaudían lo que sea, sin escuchar, con esa sordera propia de la masa fervorosa) esas contradicciones, en un discurso a contramano de la impronta ideológica de sus propios votantes.
Por cierto, estoy absolutamente de acuerdo con que existe un infantilismo de izquierda en varios sectores del FA y de la izquierda más radical. También pasa lo mismo con el infantilismo de la derecha más radicalizada. Si hace 25 años ya lo decían algunos camaradas, parece que algunos fueron sordos desde entocnes y llevan demasiado años sin crecer y dejar crecer.
Estimada Gabriela, en lo personal creo que los primeros pasos para retomar esa tradición de bases militantes y sindicatos al servicio del bien común más allá de los interés propios, de sindicatos y bases con espíritu democrático, donde prime la libertad de expresión y no el simulacro de que hay “diversidad de ideas y todas se respetan”, es plantear públicamente el debate y permitirse los involucrados la crítica y la autocrítica. O sea, depende tanto de dirigentes políticos ajenos a esa militancia de base, como de las propias bases. Por eso es tan difícil el tema, porque falta critica y autocrítica dentro de ese sistema perverso de círculos de poder y pequeñas chacras. Es un sistema que ha perdido la capacidad de versus propios errores, de aceptarlos y de intentar cambiar. Y, además, hay mucha soberbia y mucho “iluminado” que peca de necio y que vive enfrentado con todo el que no piensa como él. Se volvieron conservadores y autoritarios. Es así, aunque cueste aceptarlo y sea mejor decir que el error es siempre del toro, del que dice tales cosas. Hay que mirar alguna vez más allá del propio ombligo.
Luego, ya te dije una y otra vez y de varias formas que la democracia representativa y la democracia participativa no son excluyentes y que no se puede pensar en esos términos de “el que vota no participa en realidad y el que milita en política es el único con derechos y privilegios dentro de la “falsa” idea de democracia representativa”. En los hechos, lo que ha triunfado en el mundo luego de las viejas monarquías feudales ha sido la democracia representativa, que además siempre tiene sus espacios y mecanismos participativos (por ejemplo, en nuestro país tenemos a cada rato plebiscitos y referéndum, entre otros elementos más aligados a una democracia participativa). Yo estoy totalmente a favor de una democracia representativa que avance siempre en el sentido de una democracia participativa. Lo que yo critico es la actual forma que tiene la militancia de base de entender lo participativo: lo asumen finalmente como un ejercicio autoritario que sigue viendo el mundo en la estupidez del malo y el bueno, el amigo y el enemigo, el conflicto de clases y la negación a toda forma de cooperación social entre los distintos integrantes del colectivo . Entonces no generan ninguna participación, sino explosión, y se tornan un espacio conservador y contrario al bien común.
Estimado Juan, agradezco y mucho tu respuesta, que comparto en sus grandes líneas, aunque creo que igualmente acierta Martinez en su crítica a la organización interna del fa, más allá de sus cualidades personales o su coherencia respecto del funcionamiento del FA. Pero, no puedo tampoco dejar de pensar contigo en que si realmente esas críticas a la interna del FA fueron con esa fuerza de convicción es difícil de digerir luego el verlo finalmente aceptar sin más las reglas del juego, callarse la boca, decir que fue un “error” lo que dijo y seguir en la campaña por Ana Olivera como si nada. En definitiva, creo que eso lo desacredita mucho y debería haber tenido otra actitud, pues lo de la “disciplina partidaria” ya sabemos que es un cuento falto de toda ética digna de apreciar.
Joaquín: me pasó una cosa rara, envié un mensaje que inicialmente vi publicado en los comentarios y al otra día había desaparecido (no sé al final si todos llegan a puerto). No te creo lo del respeto junto a la comodidad y el “juego sucio” (para mí esto no merece respeto), pero igual te explico lo siguiente por si te sirve. Recibo correos electrónicos de Pablo Romero sistemáticamente y me entero así que tiene un blog en el que expone su opinión. Como no me parece que mi opinión tenga importancia para tanta gente yo no tengo un blog así. Esto marca una diferencia. Es él quien tiene, según su propia opinión, nuevas ideas para proponer. Las mías son viejas y archisabidas y por lo tanto sólo tengo muchas preguntas para hacer (actividad sana según Sócrates), así es que llego a la loca idea de que es posible plantearlas. Me gusta poner a prueba los discursos y ver si se reflejan en los hechos. Al plantear en el discurso la tolerancia y apertura al debate luego se debe ser coherente. No comprendo por qué este juego sería “sucio”, si nunca ejercí el autobombo invitando a cualquiera a que me escuche…
Pablo, gracias por responder (aunque un mensaje enviado y “extraviado” me avivó de alguna trampita), vos sabés qué es lo que debés hacer cuando invitás al debate. La hinchada está mirando, no te olvides.
Saludos a Jimena, Gabriela Martínez
Estimada Gabriela, la invitación reazizada es a debatir. Dar clases en seucndaria y la universidad, coordinnar un poroyecto cultural, editar una revista cultural, particpar en cuanto debate sea posible, proponer ideas y dialogar a través d eespacios también como los de un blog, son parte de lo que creo es mi vínculo político con la sociedad en la que vivo (en el sentido más amplio e importante del término, en el sentido aristotélico del la política). Si a vos eso te parece meramente "autobombo" (parece ser preferible no pensar y no compartir ideas), bueno, así es que estamos como sociedad, carentes de debates y lleno de simulacros de diálogo. Agradezco a la amplia amyoría que son quienes no lo entienden así y participar y colaboran con el diálogo en este blog, más allá de las diferencias. Por supuesto, nadie está obligado a escibir acá, ni a leer mis artículos. Quitaré tu dirección de correo de mi lista de conatctos, así no te importuno más. Y te agradezco igualmente que hayas colaborado de una u otra manera con este espacio de divergencias e intercambio de ideas.
Del Diccionario del Diablo de Ambrose Bierce :"FANÁTICO, adj. Dícese del que obstinada y ardorosamente sostiene una opinión que no es la nuestra.
RAZONABLE, adj. Sensible a ser infectado por nuestras propias opiniones. Abierto a la persuasión, disuasión y evasión."
Encomiable. Gracias por la lección, Maestro. "Ya se marchan los patitos a alegrar otra barriada..." Saludos a la hinchada, Gabriela Martínez
Hola nuevamente. Para dejar una impresión del "debate". Primeramente, Pablo, mi exposición analiza la realidad desde una postura teórica marxista crítica, muy "actual", aunque creo que no es necesario realizar esta aclaración. La hago simplemente porque en tu respuesta desarrollas fundamentaciones en función de palabras que yo no expuse. Creí haber sido clara, esa fue mi intención, pero tal vez no lo fuí lo suficiente. Por otro lado, ahora comprendo que este medio no es el más conveniente para una discusión, dado que no podemos aclarar fluídamente nuestros puntos de vista. No nos podemos "comunicar", simplemente "informamos" nuestras opiniones fundamentadas. En fin, saludar y agradecer por el tiempo. Saludos, Jimena
Última, porque me olvidé de escribirlo en lo anterior. No hay confusión: liberalismo no es neoliberal. Y yo expongo que el gobierno del FA y la propuesta de Mujica ES neoliberal (ver mi primer exposición). Los problemas que quedan en el debe y que no se mencionan, que están ausentes,(también anteriormente expuestos) así me lo demuestran. Saludos nuevamente, Jimena.
Gracias, Jimena, por tu nueva respuesta. Creo que las instancias de debate y diálogo tiene diferentes formatos y este de la escritura vía blog es también un formato interesante y posible. simplemente hay que tener predisposición real al diálogo. Así es en tu caso y te lo agradezco. Luego, entiendo tu posición teórica, aunque creo que ninguna etiqueta (por ejemplo, definirse desde una posición "marxista critica "actual") supone más que eso: una etiqueta ideológica. Creo sí en los argumentos más allá de las etiquetas. Y creo que en general el etiquetarse dentro de cualquier definición teórica para intentar dar cuenta de nuestras ideas es en alguna media encorsetarse y nos limita mucho. Pero, claro, sirve para entender a priori algunos principios a los que supuestamente el otro adhiere incondicionalmente .Yo prefiero definirme sin ningún "ismo" y definirme por mis propias ensaladas de ideas (en todo caso, por un “romerismo” ), que en general no coinciden exactamente con ninguna corriente o a lo sumo coinciden con aspectos de varias. Repito, sí creo que se pueden aclarar fluidamente nuestros puntos de vista: lo que no sirve es tomar el camino de la etiqueta para dar cuenta de lo que uno piensa. Hay que hacer el esfuerzo intelectual de explicitar nuestras ideas, más allá de apelar a la adhesión y recurrir al “principio de autoridad” de referir a tal o cual teórico. Por último, me gustaría saber respecto de qué entiendes por neoliberalismo y en qué ves que coindice dicha corriente ideológica con el gobierno de Mujica. Espero tu respuesta. Gracias. Abrazo, Pablo
Pablo:
Me gusto mucho tu columna. Es raro encontrar un análisis tan "centrado" sobre la nueva realidad política uruguaya sin caer en el "facilismo" de los buenos y los malos, tan popular por estos días.
Ya te agrego a la lista de los blogs que voy a visitar.
Saludos
Se borraron mis respuestas en el blog (algún problema técnico dle sitio, supongo), así que sumo algunas de las que ya había relizado y tenía guardadas en otro lado. Comienzo, pues:
Gracias, Jimena, por tu nueva respuesta. Creo que las instancias de debate y diálogo tiene diferentes formatos y este de la escritura vía blog es también un formato interesante y posible. simplemente hay que tener predisposición real al diálogo. Así es en tu caso y te lo agradezco. Luego, entiendo tu posición teórica, aunque creo que ninguna etiqueta (por ejemplo, definirse desde una posición "marxista critica "actual") supone más que eso: una etiqueta ideológica. Creo sí en los argumentos más allá de las etiquetas. Y creo que en general el etiquetarse dentro de cualquier definición teórica para intentar dar cuenta de nuestras ideas es en alguna media encorsetarse y nos limita mucho. Pero, claro, sirve para entender a prori algunos principios a los que supuestamente el otro adhiere incondicionalmente .Yo prefiero definirme sin ningún "ismo" y definirme por mis propias ensaladas de ideas (en todo caso, por un “romerismo”), que en general no coinciden exactamente con ninguna corriente o a lo sumo coinciden con aspectos de varias. Repito, sí creo que se pueden aclarar fluidamente nuestros puntos de vista: lo que no sirve es tomar el camino de la etiqueta.
Jimena, muchas gracias por tu aporte. Quisiera hacer una primera acotación sobre una posible confusión que creo puede estar implícita por allí: hay que distinguir entre neoliberalismo y liberalismo político, que es una confusión muy habitual (confundir las dimensiones políticas del liberalismo y su dimensión económica en la línea neoliberal). Es importante dicha distinción para realizar entender mejor la critica que estamos haciendo al status quo imperante y las reproducciones de poder. Luego, creo que entender que existen hilos de poder que nos manejan como títeres sin contar con nuestras voluntad es errónea. Las relaciones humanas, las relaciones de poder son una construcción humana permanente. Y en ese juego, no se puede todo el tiempo pensar que no juega la voluntad de las mayorías. El mundo va en alguna medida por donde la amplia mayoría lo lleva y el asunto es más complejo que pensar que solo tres o cuatro con dinero llevan de los pelos al resto del mundo. Es difícil de digerir el punto, pero muchas veces no hay más reproductores del staqus quo que las personas que uno puede pensar que son afectadas. Y no se resuelve el tema pensando en términos de la “alienación”. No, es un error casi antropológico definir todo de esa manera. Hay que entender el bicho humano desde otras coordenadas y entender porque de alguna manera tenemos este status quo imperante y no otro. Basta ver cómo viven las élites políticas que se llenan la boca con la idea de igualdad y son anti-sistema imperante para comprender lo que estoy diciendo. Además, creo que hay que poder ver más allá de ese discurso sobre el poder que nos encierra también en otra forma de dispositivo mental (siguiendo en este punto la lectura de Foucault sobre el poder, sobre los micropoderes y las posibilidades de resistencia). Si no, creo, incluso nos clausuramos como sujetos críticos al perder la sutileza de cuestiones que son más complejas que simplemente –por ejemplo- decir que la “oligarquía”, EEUU y el capitalismo nos manipula todo el tiempo. Foucault, por cierto, se torna finalmente muy escéptico respecto de las posibilidades exitosas de resistencia al poder, pero tenía claro que se jugaba todo el asunto en el mismo terreno del poder y manejando sus códigos. Yo creo que tanto Mujica como buena parte del MLN ha entendido este asunto y actuado con astucia al respecto. El control y el poder es inherente a la existencia misma de los sujetos. Sobre todo, esto es notable en el terreno de la política. Pero, ya en una familia vemos cómo se tejen las relaciones de poder y control. Está bien marcarlas, pero evidentemente hay que ir más allá del diagnóstico y de algo que creo no se resuelve por la vía de exacerbar el conflicto y generar un “ganador” que revierta las posiciones de dominado y dominante. No es esa la salida más adecuada, sino la más dañina para los colectivos sociales (por cierto, tomando algunos casos límite, basta ahondar un poco en la historia para ver la sangre que se ha derramado en nombre de un mundo mejor y de revertir las situaciones de poder por vías de exacerbar el conflicto. El tema, en definitiva, es el sentido que el sujeto y la colectividad le puede otorgar a las inevitables tensiones de esas redes de poder y control. No se trata, pues de neutralidad, que es algo inexistente, sino de dejar de pensar en términos de amigos/enemigos, vencedores/perdedores, dominados/dominantes, burgueses/proletariados, explotados/explotadores y toda la familia de dicotomías que simplifican la complejidad de un asunto que para intentar resolverlos de la mejor forma necesita de miradas conciliadoras y moderadas. Eso es ser realmente radical y apuntar a transformar la realidad y crear un mundo mejor. Ser conciliadores y moderados no es mantener el status quo, sino apuntar a romperlo. Ojalá estemos a tiempo de entenderlo y lograr que el mundo sea un lugar más acogedor para todos.
Estimada Gabriela, yo no creo que el tiempo se pierda en la militancia o en el Comité de base. Creo que es un recuerdo retórico falaz muy evidente el poner en boca del otro lo que el otro no ha dicho. Es más, te diría que me parece bárbaro lo que allí sucede, el compromiso y el laburo que se da en los Comité y también en las estructuras internas del FA. El asunto es otro y ya lo explicité en el mensaje anterior (obviar lo que nos “conviene” obviar del argumento del otro en un diálogo, es también un atajo que solo invita a clausurar el diálogo). Tampoco generalicé sobre los sindicatos, aunque sí dejé que los que conozco y están vinculados a los puntos neurálgicos del Estado se han tornado en espacios de poder corporativistas (en el sentido negativo del término). Es discutible, claro y es imposible que señale que Fernández o Rodríguez o García no lo es, aunque finalmente la dirección general que toma su sindicato sí lo es. Por otra parte, toco ejemplos concretos, para no dejar esa generalidad en esa mera situación de, precisamente , generalidad anónima,. Pero me dices que también no es correcto concretar. En fin, siempre se necesita colaboración para el diálogo, en la medida que estemos de acuerdo en que no se trata de vencer al otro ni ponernos a la defensiva, sino de pensar junto al otro. (continúa)
(continuación) Luego, creo que es importante revisar otra falsa dicotomía que estás planteando: votar o participar. Simplificar el asunto al punto de pensar que quien no va al Comité de Base, que quien no milita, simplemente participa votando cada 5 años y entonces la democracia representativa es una farsa, es creer un cuento en donde se sigue esa lógica de subestimar al que no milita y de pensar que es un tonto descomprometido que únicamente mete el voto cada 5 años (por cierto, además, votito “tonto” de las masas que finalmente es la que sostiene el poder político –y los cargos directivos que luego se reparten- de los “comprometidos militantes). También es un error reducir mi posición a que estoy planteando que esa es toda la democracia representativa. Claramente no digo eso. Pero lo explicito mejor: la instancia de la consulta popular, del voto, es la instancia más importante que tiene toda democracia representativa, en cuanto a mecanismo de espacio de decisión. El FA falla notoriamente en ese punto. ¿Se entiende? Discutir si la participación militante es la panacea o no de todo el sistema democrático o la desidia democrática de los ciudadanos es otro asunto, o discutir si finalmente lo que se ha elegido es como representante es exactamente un digno y justo representante de la voluntad popular. Lo que sí tengo claro que prefiero ese modelo al que pretende hacer descansar toda la democracia posible en manos de los grupos de élites de los partidos, anclados en las bases militantes. La democracia representativa es perfectible y tiene sus defectos, pero no conozco de momento otro sistema mejor. No me gusta la “aristocracia y oligarquía” militante y no creo que son idiotas y faltos de ética participativa los ciudadanos que no van un Comité. Yo no voy y sin embargo practico otras formas de militancia política, por ejemplo. (continúa)
(continuación) Es cierto que la política tiene sus reglas y su propia moral y no hay que quejarse de algunas cuestiones de “política menor”: ni cuando nos favorecen ni cuando nos perjudican. Yo sigo pensando igualmente que la política debe tener siempre su contralor ético por parte de la ciudadanía, más allá de la casta de dirigentes políticos. En ese sentido, es que creo en lo personal que las actuales bases militantes del FA y los actuales sindicatos se han desvirtuado hasta el punto de convertirse en espacios corporativos en donde ya no importa el bien común y sólo prima la defensa de la propia “chacrita”. Creo que hay que denunciar y combatir con ideas esa situación y retomar lo mejor de la tradición sindical y militante. Me parece que Mujica estuvo muy bien al explicitar esto. Coincido con él totalmente en ese punto. Y es bueno que haya explicitado esos inevitables “líos con las bases”. Que la vida social es conflicto es algo que a estas alturas de los debates ideológicos es como decir que luego dela noche viene el día. Creo que hay que superar ciertos estadios del discurso ideológico que ya están no están al nivel de la madurez política y adultez ideológica que requiere una sociedad más o menos moderna del siglo XXI. Hay que aprender las lecciones del pasado, como bien ha dicho el presidente Mujica.
Estimada Gabriela, agradezco tus mensajes, aunque los mismos comiencen en todo caso realizando aquello de lo que me acusas, en tanto adjetivas sin argumentar. Y sumen además el recurso del ad hominem, al momento de insistir en asignarme un negativo rasgo personal para descalificar lo expuesto: decir que no tengo rasgos de filósofo, o sea intentar un agresión personal por la vía de descalificar mis competencias intelectuales (por cierto, como si uno tuviera tales pretensiones o como si ser “debidamente filósofo” validara o no las ideas expuestas. En fin, quizás al no coincidir con tus ideas te haya resultado molesto mi artículo. Como sea, no hay que perder el respeto cuando nos encontramos frente a la diferencia de ideas. Es un consejo que me permito re4laizartey que es bueno para esta instancia como para otras que todos tenemos a diario en la vida. Pero, pasemos a lo más importante, que es contestar a tus preguntas. Comencemos con la primera: sobre el mecanismo interno que tiene el FA para elegir sus candidatos, es obsoleto, elitista y poco representativo en tanto responde a un modelo perimido que es el del comité de base ampliado, en donde finalmente sólo los militantes activos de un partido político, los que asisten regularmente al comité, terminan teniendo el derecho a elegir los candidatos del partido. Es perimido porque la participación ciudadana en política desde la última década del siglo XX y sobre todo en esta primera década del siglo XXI no tiene absolutamente nada que ver con la militancia de los años 60 y 70', cuando –por ejemplo- comenzó a encaminarse y nació el FA. Ni siquiera tiene que ver con lo sucedido en los primeros años post dictadura con la explosiva participación militante de mediados de los 80’, ya notoriamente mermada al comenzar los 90’. Hoy en día, la amplia mayoría de los votantes de todos los partidos, aquí y en todo el mundo, no participan de espacios como los Comité de Bases. Esa es la realidad, cruda para algunas, claro. Pero es la realidad al fin. Y esto no supone que quien no participa de las bases no tenga opinión política o no esté comprometido con la política. Mucho menos que no tenga derechos, voz ni voto para marcar definir las estructuras internas de espacios de poder del partido al que vota y apoya desde otras maneras de militancia que no es la del Comité y las reuniones de Bases) Sólo quienes se erigen como "salvaguardas morales del compromiso" son capaces de autodesignarse de tal manera y autodesignarse como los únicos con derecho a elegir los representantes del partido. Es muy sintomático al respecto que figuras principales del FA como Astori y Daniel Martínez coindicen en utilizar el adjetivo "obsoleto" (y Martínez llegó a adjetivar recientemente como "estalinista" al aparato interno de toma de decisiones que tiene el FA). Para quienes creemos en las virtudes de la verdadera democracia representativa (y no en la simulada entre cuatro paredes por una minoría de militantes del viejo esquema del comité de base), siempre nos parece que el voto de las mayorías (y no de las minorías) es lo que acrecienta el carácter democrático de un partido. (continúa)
La consulta a todos y no a unos pocos. Y es claro que lo que esos pocos votan responden a intereses sectoriales y esto quedó, plasmado en los desacomodados datos con la realidad que tuvo que enfrentar los últimos congresos del FA, tanto a nivel nacional en donde quedó Astori colocado en un lejano y tercer lugar y Carámbula en un asombroso segundo lugar, cuando luego los resultados de las internas mostraron una foto de la realidad para nada coincidente con tales maniobras sectoriales de los militantes de base; y mucho menos lo recientemente sucedido con Daniel Martínez en donde todas las encuestas públicas realizadas marcaban que los votantes del FA (o sea, le verdadero “pueblo” del FA y no su cúpula militante), lo apoyaban casi en un 70% y terminan votando de manera surrealista (por ejemplo, si lográs 85 votos pero no 86, por ejemplo, no tenés la famosa “unanimidad” y puede terminan siendo electo alguien que en esa primera votación obtuvo 5 votos o que ni quiera estaba entre los candidatos, pero que de repente parece como “solución de último momento”, en la “cocina” de tres o cuatro dirigentes militantes de toda hora). El aparato organizativo del Fa, por lo anteriormente expuesto, no coindice con la realidad de un partido de masas y si parece coincidir con la autoritaria idea de un partido de elites dirigentes.
Quienes creemos en la democracia representativa y el voto ciudadano ante todo, repito, no estamos de acuerdo con tales prácticas. No creo conveniente que sectores como le PCU que apenas logran alcanzar unos miles de votos tengan el mayor poder en el Congreso. ¿qué mejor ejemplo de lo obsoleto, autoritario, elitista y poco representativo del Congreso del FA el saber que quienes tienen poder de decisión allí apenas logran alcanzar un senador cuando se someten al momento de la verdadera práctica democrática? Los radicalmente demócratas creemos en las elecciones abiertas en todo momento. No tenemos miedo a la consulta popular (por el contrario, la priorizamos y destacamos), ni creemos que las masas son tontas y descomprometidas y entonces sólo algunos (los sabios políticamente y comprometidos de todo momento) pueden elegir por ellas o que sólo tienen derechos y privilegios quienes todo el año participan de reuniones y pegatinas. Sí creemos que hacen una tarea importante, pero no creemos que por eso puedan elegir por quienes no tienen tiempo para vivir en el Comité de Base o practican otras formas de militancia y ejercicio diario de la política. No me gustan esas formas de la soberbia. El Congreso del FA es un aparato soberbio, en tanto se rige como único portavoz real y moralmente válido de representación y elección. (SIGUE EN OTRO MENSAJE)
Estimada Gabriela, sobre el segundo punto, sobre lo que considero es una vieja y falsa dicotomía (la de liberalismo vs socialismo), creo que no podría hacer nada mejor para explicar que referir al libro Sobre los problema sociales, de Vaz Ferreira. Para mí, la mejor obra de un filósofo (además, uruguayo y ¡escrita hace casi 90 años') que rompe con esa dicotomía de manera brillante, planteando la falsa oposición que representa. Pero creo que el mundo más civilizado políticamente ya hace tiempo que ha entendido este punto y en los hechos (y no en los discursos para la tribuna fanatizada) no hay más que gobiernos que mixturan ambas tendencias ideológicas. El pragmatismo político de cuño liberal que plateo Mujica en su discurso es un buen argumento a favor de tal posición. Sobre esa dicotomía y la lectura de Vaz Ferreira escribí e prensa y publiqué en este mismo blog un artículo titulado “Entre Lacalle y Mujica voto por Vaz Ferreira”, que plantea precisamente los argumentos por los cuales esa falsa oposición es saludable sea superada en pro de una democracia madura, de coparticipación de partidos y en busca de políticas de Estado más allá de la partidocracia. Te agradecería te tomes la molestia de leer dicho articulo (lo encontrás aquí mismo en el blog, en fecha junio 2009) ,y aguardo entonces tus contraargumentos al respecto (y lo mismo sobre los otros puntos que voy contestando). Gracias. Y pasemos ahora a la tercer interrogante que me planteas (Continúa en otro mensaje)
(continuación) Respecto del conservadurismo de las bases sindicales, creo que el mejor ejemplo para explicitar el asunto pueda ser el relacionamiento entre ADEOM y la IMM en todos estos años de gestión del propio FA (por cierto, parte de la jugada brillante que hace Mujica en su afán de reformar el estado y lidiar con las bases sindicales es poner al PCU en la IMM. ¿Quién mejor que el sector de bases sindicales por excelencia para enfrentar al sindicato más corporativismo, radical y conservador que existe en al sector estatal? Va a tener que probar tanto el PCU como ADEOM un poco de sus propias practicas. Sin lugar a dudas, un movimiento notable de Mujica), pero poca diferencia tendría si vemos el accionar -a la hora de plantearse cualquier reforma- de los sindicatos docentes, de los sindicatos de la salud, de los funcionarios del Estado (la reacción inmediata de COFE ante las declaraciones de Mujica sobre que no ingresarán más funcionarios al estado y que la forma de Concurso es algo absolutamente trucho es sintomática de lo que catalogo como conservadurismo y traba para seguir sosteniendo una casta de burócratas atornillados a cómo dé lugar a sus privilegios de funcionarios estatales, sin importar más que el interés corporativo). En este sentido, la referencia de Mujica en su discurso inaugural como presidente de que tendrá lío con las bases y que la burocracia tiene vida propia es muy adecuada como lectura de los principales problemas que tiene en Uruguay todo intento de reformar el estado para hacerlo más eficiente y justo. Los sindicatos se vuelven conservadores cuando -más allá de la justa defensa de sus intereses, más allá de que su existencia es vital para enfrentar toda forma de abuso por parte de las autoridades, de que son vitales en la protección y defensa de los derechos de los trabajadores,- terminan actuando como una corporación que ha perdido de vista el sentido comunitario, exacerbando únicamente sus privilegios sectoriales y trancando toda forma dinámica de los procesos políticos que apunten a hacer mejor para todos el área de interés en que ellos están insertos como trabajadores. Por supuesto que es muy difícil el equilibrio y poder ver claramente hasta donde va el sano corporativismo y donde comienza el “palo en la rueda” sólo para favorecer a los intereses más mezquinos y restringidos y en contra del bien común, pero creo que al nombrarte a ADEOM seguramente podrá quedarte claro (o a otros que leen esta respuesta) lo que quiero decir sobre la actual deformación, sobre la peripecia de decadente corporativismo en que han caído los sindicatos de varios puntos neurálgicos de nuestra sociedad. Los que creemos que lo comunitario está por sobre los intereses particulares y corporativistas y que eso es ser progresista, y que entendemos que son conservadores quienes sólo priorizan sus privilegios dentro de la red de poder de los espacios burocratizados del estado para conservar precisamente esa situación de privilegio, creemos que en definitiva la lectura que hace Mujica de la situación es totalmente correcta . Y la tarea de Mujica será titánica al respecto. Vázquez fracasó rotundamente en ese sentido, al igual que los anteriores presidentes en democracia.
Por último, qusiera transcribir sobre el aparato interno del FA parte d euna nota en dodne se recogen delcaraciones que hace pocos días hiciera Daniel Martínez, luego de haber probado ne "carne propia" la condición antidemocrática del sistema elitista y plagado de intrigas d epolítica menor que impulsan los militantes de bases del FA. Dice parte de la nota (se puede leer completa en: http://www.180.com.uy/articulo/Martinez-la-izquierda-tiene-cultura-estalinista):
Martínez dijo que dos días antes de la decisión tomada por el plenario departamental del FA de elegir a Olivera como candidata única de la izquierda “estaba más que claro como venía la jugada”. En No Toquen Nada (Océano FM) marcó que por encima de todo está el FA y que por eso, propuso que el Partido Socialista (PS) acompañara a Olivera en la segunda instancia. “Yo fui el que propuso eso”, señaló.
El Senador cuestionó fuertemente los procedimientos internos de la izquierda uruguaya. Dijo que “tiene cultura estalinista” y que “tiene mucho para madurar en cuanto a su tradición sectaria”. Reconoció que el PS también “tiene y ha tenido” esa cultura. “Alguien que piense distinto que yo es mi enemigo, hay que destruirlo, hay que armar una operación para que quede como espantoso o decimos que se está victimizando. Son medidas que no permiten discutir ideas sino que tratan de denostar y desvalorizar al que está enfrente”, agregó. Dijo además que “el estalinismo instituyó la monoidea” e hizo que se hagan “tácticas, estrategias y operaciones para destruir al que piense diferente”. Aseguró que en el MPP también "hay una desviación de poder estalinista", se definió como “un ferviente antiestalinista” y dijo que no va a “demonizar” a los que le están “tirando palos”. “Que hagan lo que quieran”, manifestó. (...) (CONTINÚA)
Continuación de la nota sobre lo declarado por Daniel Martínez):
Martínez indicó que hay “mucha gente indignada” con la resolución de la candidatura a Montevideo porque siente que “está pintada”. “Hoy lo que está cuestionado es el procedimiento” de elección de candidatos dijo y pidió un debate “constructivo y no de enfrentamiento”. “¿Vamos a tener el síndrome del ñandú, que cuando se quema la pradera mete la cabeza para adentro y se quema todo alrededor?” se preguntó y respondió “algo está pasando. Precisamos un debate que no sea para quemarle la cabeza a nadie”. Agregó que “miles de de personas” le han dicho que “hay que volver al FA del 71” y aclaró que se refiere al sentido de que el Frente es “un movimiento y la gente tiene que ser respetada”.
El Senador confirmó que Mujica le ofreció la vicepresidencia antes de que se pusiera de acuerdo con Astori. Explicó que el ofrecimiento se lo hizo cuando el MPP y Asamblea Uruguay no se ponían de acuerdo por las condiciones que ponía el vicepresidente. “Yo le dije que su obligación era hacer lo imposible para que Astori fuera el candidato a vice porque la fórmula ganadora era Mujica - Astori y no Mujica - Martínez”, indicó. Dijo que no sabe si eso enojó a Astori “pero fue lo que pasó” y agregó: “que cada uno haga su historia y que diga lo que le convenga porque acá hay mucho de operación política. Cada uno hace política como quiere yo peleo por otra forma de hacer política”.
Martínez dijo que le “pudren y aburren las conspiraciones” y que “para eso hay otros”. Adelantó que hará campaña por Olivera y que eso incluye reuniones con “fundadores del FA” y con “gente que se sintió afectada en su frenteamplismo de corazón y piensa en no votar a Olivera”. “Yo lo que quiero es no perder esos votos”, dijo y explicó que estuvo “en barrios, ferias y fábricas” y vio “mucha gente caliente que va a votar al frente pero cambia de sector y otros que no lo quieren votar y lo hacen en blanco o anulado”. Indicó que para que eso no pase tiene “un montón de reuniones fijadas para tratar de que la gente no castigue al Frente a través del voto”.
Gracias, Andrés, por tu generoso comentario. Y aprovecho para ya aquí comenzar a postear algunas de mis respuestas que pude rescatar, pues por problemas de Blogger han desapareicdo todos mis comentarios en todas las entradas de mi blog :(
Abrazos, Pablo Romero.
Y va el primer comentario "desaparecido":
Estimada Gabriela, agradezco tus mensajes, aunque los mismos comiencen en todo caso realizando aquello de lo que me acusas, en tanto adjetivas sin argumentar. Y sumen además el recurso del ad hominem, al momento de insistir en asignarme un negativo rasgo personal para descalificar lo expuesto: decir que no tengo rasgos de filósofo, o sea intentar un agresión personal por la vía de descalificar mis competencias intelectuales (por cierto, como si uno tuviera tales pretensiones o como si ser “debidamente filósofo” validara o no las ideas expuestas. En fin, quizás al no coincidir con tus ideas te haya resultado molesto mi artículo. Como sea, no hay que perder el respeto cuando nos encontramos frente a la diferencia de ideas. Es un consejo que me permito re4laizartey que es bueno para esta instancia como para otras que todos tenemos a diario en la vida. Pero, pasemos a lo más importante, que es contestar a tus preguntas. Comencemos con la primera: sobre el mecanismo interno que tiene el FA para elegir sus candidatos, es obsoleto, elitista y poco representativo en tanto responde a un modelo perimido que es el del comité de base ampliado, en donde finalmente sólo los militantes activos de un partido político, los que asisten regularmente al comité, terminan teniendo el derecho a elegir los candidatos del partido. Es perimido porque la participación ciudadana en política desde la última década del siglo XX y sobre todo en esta primera década del siglo XXI no tiene absolutamente nada que ver con la militancia de los años 60 y 70', cuando –por ejemplo- comenzó a encaminarse y nació el FA. Ni siquiera tiene que ver con lo sucedido en los primeros años post dictadura con la explosiva participación militante de mediados de los 80’, ya notoriamente mermada al comenzar los 90’. Hoy en día, la amplia mayoría de los votantes de todos los partidos, aquí y en todo el mundo, no participan de espacios como los Comité de Bases. Esa es la realidad, cruda para algunas, claro. Pero es la realidad al fin. Y esto no supone que quien no participa de las bases no tenga opinión política o no esté comprometido con la política. Mucho menos que no tenga derechos, voz ni voto para marcar definir las estructuras internas de espacios de poder del partido al que vota y apoya desde otras maneras de militancia que no es la del Comité y las reuniones de Bases) Sólo quienes se erigen como "salvaguardas morales del compromiso" son capaces de autodesignarse de tal manera y autodesignarse como los únicos con derecho a elegir los representantes del partido. Es muy sintomático al respecto que figuras principales del FA como Astori y Daniel Martínez coindicen en utilizar el adjetivo "obsoleto" (y Martínez llegó a adjetivar recientemente como "estalinista" al aparato interno de toma de decisiones que tiene el FA). Para quienes creemos en las virtudes de la verdadera democracia representativa (y no en la simulada entre cuatro paredes por una minoría de militantes del viejo esquema del comité de base), siempre nos parece que el voto de las mayorías (y no de las minorías) es lo que acrecienta el carácter democrático de un partido. (SIGUE EN OTRO MENSAJE)
Mi segundo comentario desaparecido. Abrazos, Pablo Romero. Decía:
(CONTINUACIÓN) La consulta a todos y no a unos pocos. Y es claro que lo que esos pocos votan responden a intereses sectoriales y esto quedó, plasmado en los desacomodados datos con la realidad que tuvo que enfrentar los últimos congresos del FA, tanto a nivel nacional en donde quedó Astori colocado en un lejano y tercer lugar y Carámbula en un asombroso segundo lugar, cuando luego los resultados de las internas mostraron una foto de la realidad para nada coincidente con tales maniobras sectoriales de los militantes de base; y mucho menos lo recientemente sucedido con Daniel Martínez en donde todas las encuestas públicas realizadas marcaban que los votantes del FA (o sea, le verdadero “pueblo” del FA y no su cúpula militante), lo apoyaban casi en un 70% y terminan votando de manera surrealista (por ejemplo, si lográs 85 votos pero no 86, por ejemplo, no tenés la famosa “unanimidad” y puede terminan siendo electo alguien que en esa primera votación obtuvo 5 votos o que ni quiera estaba entre los candidatos, pero que de repente parece como “solución de último momento”, en la “cocina” de tres o cuatro dirigentes militantes de toda hora). El aparato organizativo del Fa, por lo anteriormente expuesto, no coindice con la realidad de un partido de masas y si parece coincidir con la autoritaria idea de un partido de elites dirigentes.
Quienes creemos en la democracia representativa y el voto ciudadano ante todo, repito, no estamos de acuerdo con tales prácticas. No creo conveniente que sectores como le PCU que apenas logran alcanzar unos miles de votos tengan el mayor poder en el Congreso. ¿qué mejor ejemplo de lo obsoleto, autoritario, elitista y poco representativo del Congreso del FA el saber que quienes tienen poder de decisión allí apenas logran alcanzar un senador cuando se someten al momento de la verdadera práctica democrática? Los radicalmente demócratas creemos en las elecciones abiertas en todo momento. No tenemos miedo a la consulta popular (por el contrario, la priorizamos y destacamos), ni creemos que las masas son tontas y descomprometidas y entonces sólo algunos (los sabios políticamente y comprometidos de todo momento) pueden elegir por ellas o que sólo tienen derechos y privilegios quienes todo el año participan de reuniones y pegatinas. Sí creemos que hacen una tarea importante, pero no creemos que por eso puedan elegir por quienes no tienen tiempo para vivir en el Comité de Base o practican otras formas de militancia y ejercicio diario de la política. No me gustan esas formas de la soberbia. El Congreso del FA es un aparato soberbio, en tanto se rige como único portavoz real y moralmente válido de representación y elección. (SIGUE EN OTRO MENSAJE)
Mi tercer mensaje desaparecido. Abrazos, Pablo Romero. Decía:
Por último, qusiera transcribir sobre el aparato interno del FA parte de una nota en donde se recogen declaraciones que hace pocos días hiciera Daniel Martínez, luego de haber probado en "carne propia" la condición antidemocrática del sistema elitista y plagado de intrigas de política menor que impulsan los militantes de bases del FA. Dice parte de la nota (se puede leer completa en: http://www.180.com.uy/articulo/Martinez-la-izquierda-tiene-cultura-estalinista):
Martínez dijo que dos días antes de la decisión tomada por el plenario departamental del FA de elegir a Olivera como candidata única de la izquierda “estaba más que claro como venía la jugada”. En No Toquen Nada (Océano FM) marcó que por encima de todo está el FA y que por eso, propuso que el Partido Socialista (PS) acompañara a Olivera en la segunda instancia. “Yo fui el que propuso eso”, señaló.
El Senador cuestionó fuertemente los procedimientos internos de la izquierda uruguaya. Dijo que “tiene cultura estalinista” y que “tiene mucho para madurar en cuanto a su tradición sectaria”. Reconoció que el PS también “tiene y ha tenido” esa cultura. “Alguien que piense distinto que yo es mi enemigo, hay que destruirlo, hay que armar una operación para que quede como espantoso o decimos que se está victimizando. Son medidas que no permiten discutir ideas sino que tratan de denostar y desvalorizar al que está enfrente”, agregó. Dijo además que “el estalinismo instituyó la monoidea” e hizo que se hagan “tácticas, estrategias y operaciones para destruir al que piense diferente”. Aseguró que en el MPP también "hay una desviación de poder estalinista", se definió como “un ferviente antiestalinista” y dijo que no va a “demonizar” a los que le están “tirando palos”. “Que hagan lo que quieran”, manifestó. (...) (CONTINÚA)
(Continuación de la nota sobre lo declarado por Daniel Martínez):
Martínez indicó que hay “mucha gente indignada” con la resolución de la candidatura a Montevideo porque siente que “está pintada”. “Hoy lo que está cuestionado es el procedimiento” de elección de candidatos dijo y pidió un debate “constructivo y no de enfrentamiento”. “¿Vamos a tener el síndrome del ñandú, que cuando se quema la pradera mete la cabeza para adentro y se quema todo alrededor?” se preguntó y respondió “algo está pasando. Precisamos un debate que no sea para quemarle la cabeza a nadie”. Agregó que “miles de de personas” le han dicho que “hay que volver al FA del 71” y aclaró que se refiere al sentido de que el Frente es “un movimiento y la gente tiene que ser respetada”.
El Senador confirmó que Mujica le ofreció la vicepresidencia antes de que se pusiera de acuerdo con Astori. Explicó que el ofrecimiento se lo hizo cuando el MPP y Asamblea Uruguay no se ponían de acuerdo por las condiciones que ponía el vicepresidente. “Yo le dije que su obligación era hacer lo imposible para que Astori fuera el candidato a vice porque la fórmula ganadora era Mujica - Astori y no Mujica - Martínez”, indicó. Dijo que no sabe si eso enojó a Astori “pero fue lo que pasó” y agregó: “que cada uno haga su historia y que diga lo que le convenga porque acá hay mucho de operación política. Cada uno hace política como quiere yo peleo por otra forma de hacer política”.
Martínez dijo que le “pudren y aburren las conspiraciones” y que “para eso hay otros”. Adelantó que hará campaña por Olivera y que eso incluye reuniones con “fundadores del FA” y con “gente que se sintió afectada en su frenteamplismo de corazón y piensa en no votar a Olivera”. “Yo lo que quiero es no perder esos votos”, dijo y explicó que estuvo “en barrios, ferias y fábricas” y vio “mucha gente caliente que va a votar al frente pero cambia de sector y otros que no lo quieren votar y lo hacen en blanco o anulado”. Indicó que para que eso no pase tiene “un montón de reuniones fijadas para tratar de que la gente no castigue al Frente a través del voto”.
(Continuación de la nota sobre lo declarado por Daniel Martínez):
Martínez indicó que hay “mucha gente indignada” con la resolución de la candidatura a Montevideo porque siente que “está pintada”. “Hoy lo que está cuestionado es el procedimiento” de elección de candidatos dijo y pidió un debate “constructivo y no de enfrentamiento”. “¿Vamos a tener el síndrome del ñandú, que cuando se quema la pradera mete la cabeza para adentro y se quema todo alrededor?” se preguntó y respondió “algo está pasando. Precisamos un debate que no sea para quemarle la cabeza a nadie”. Agregó que “miles de de personas” le han dicho que “hay que volver al FA del 71” y aclaró que se refiere al sentido de que el Frente es “un movimiento y la gente tiene que ser respetada”.
El Senador confirmó que Mujica le ofreció la vicepresidencia antes de que se pusiera de acuerdo con Astori. Explicó que el ofrecimiento se lo hizo cuando el MPP y Asamblea Uruguay no se ponían de acuerdo por las condiciones que ponía el vicepresidente. “Yo le dije que su obligación era hacer lo imposible para que Astori fuera el candidato a vice porque la fórmula ganadora era Mujica - Astori y no Mujica - Martínez”, indicó. Dijo que no sabe si eso enojó a Astori “pero fue lo que pasó” y agregó: “que cada uno haga su historia y que diga lo que le convenga porque acá hay mucho de operación política. Cada uno hace política como quiere yo peleo por otra forma de hacer política”.
Martínez dijo que le “pudren y aburren las conspiraciones” y que “para eso hay otros”. Adelantó que hará campaña por Olivera y que eso incluye reuniones con “fundadores del FA” y con “gente que se sintió afectada en su frenteamplismo de corazón y piensa en no votar a Olivera”. “Yo lo que quiero es no perder esos votos”, dijo y explicó que estuvo “en barrios, ferias y fábricas” y vio “mucha gente caliente que va a votar al frente pero cambia de sector y otros que no lo quieren votar y lo hacen en blanco o anulado”. Indicó que para que eso no pase tiene “un montón de reuniones fijadas para tratar de que la gente no castigue al Frente a través del voto”.
Continúo con mis mensajes desaparecidos. Abrazos, Pablo Romero. Decía:
Estimada Gabriela, sobre el segundo punto, sobre lo que considero es una vieja y falsa dicotomía (la de liberalismo vs socialismo), creo que no podría hacer nada mejor para explicar que referir al libro Sobre los problema sociales, de Vaz Ferreira. Para mí, la mejor obra de un filósofo (además, uruguayo y ¡escrita hace casi 90 años') que rompe con esa dicotomía de manera brillante, planteando la falsa oposición que representa. Pero creo que el mundo más civilizado políticamente ya hace tiempo que ha entendido este punto y en los hechos (y no en los discursos para la tribuna fanatizada) no hay más que gobiernos que mixturan ambas tendencias ideológicas. El pragmatismo político de cuño liberal que plateo Mujica en su discurso es un buen argumento a favor de tal posición. Sobre esa dicotomía y la lectura de Vaz Ferreira escribí e prensa y publiqué en este mismo blog un artículo titulado “Entre Lacalle y Mujica voto por Vaz Ferreira”, que plantea precisamente los argumentos por los cuales esa falsa oposición es saludable sea superada en pro de una democracia madura, de coparticipación de partidos y en busca de políticas de Estado más allá de la partidocracia. Te agradecería te tomes la molestia de leer dicho articulo (lo encontrás aquí mismo en el blog, en fecha junio 2009) ,y aguardo entonces tus contraargumentos al respecto (y lo mismo sobre los otros puntos que voy contestando). Gracias. Y pasemos ahora a la tercer interrogante que me planteas (Continúa en otro mensaje)
Prosigo con mis mensajes desaparecidos. Abrazos, Pablo Romero. Decía:
Respecto del conservadurismo de las bases sindicales, creo que el mejor ejemplo para explicitar el asunto pueda ser el relacionamiento entre ADEOM y la IMM en todos estos años de gestión del propio FA (por cierto, parte de la jugada brillante que hace Mujica en su afán de reformar el estado y lidiar con las bases sindicales es poner al PCU en la IMM. ¿Quién mejor que el sector de bases sindicales por excelencia para enfrentar al sindicato más corporativismo, radical y conservador que existe en al sector estatal? Va a tener que probar tanto el PCU como ADEOM un poco de sus propias practicas. Sin lugar a dudas, un movimiento notable de Mujica), pero poca diferencia tendría si vemos el accionar -a la hora de plantearse cualquier reforma- de los sindicatos docentes, de los sindicatos de la salud, de los funcionarios del Estado (la reacción inmediata de COFE ante las declaraciones de Mujica sobre que no ingresarán más funcionarios al estado y que la forma de Concurso es algo absolutamente trucho es sintomática de lo que catalogo como conservadurismo y traba para seguir sosteniendo una casta de burócratas atornillados a cómo dé lugar a sus privilegios de funcionarios estatales, sin importar más que el interés corporativo). En este sentido, la referencia de Mujica en su discurso inaugural como presidente de que tendrá lío con las bases y que la burocracia tiene vida propia es muy adecuada como lectura de los principales problemas que tiene en Uruguay todo intento de reformar el estado para hacerlo más eficiente y justo. Los sindicatos se vuelven conservadores cuando -más allá de la justa defensa de sus intereses, más allá de que su existencia es vital para enfrentar toda forma de abuso por parte de las autoridades, de que son vitales en la protección y defensa de los derechos de los trabajadores,- terminan actuando como una corporación que ha perdido de vista el sentido comunitario, exacerbando únicamente sus privilegios sectoriales y trancando toda forma dinámica de los procesos políticos que apunten a hacer mejor para todos el área de interés en que ellos están insertos como trabajadores. Por supuesto que es muy difícil el equilibrio y poder ver claramente hasta donde va el sano corporativismo y donde comienza el “palo en la rueda” sólo para favorecer a los intereses más mezquinos y restringidos y en contra del bien común, pero creo que al nombrarte a ADEOM seguramente podrá quedarte claro (o a otros que leen esta respuesta) lo que quiero decir sobre la actual deformación, sobre la peripecia de decadente corporativismo en que han caído los sindicatos de varios puntos neurálgicos de nuestra sociedad. Los que creemos que lo comunitario está por sobre los intereses particulares y corporativistas y que eso es ser progresista, y que entendemos que son conservadores quienes sólo priorizan sus privilegios dentro de la red de poder de los espacios burocratizados del estado para conservar precisamente esa situación de privilegio, creemos que en definitiva la lectura que hace Mujica de la situación es totalmente correcta . Y la tarea de Mujica será titánica al respecto. Vázquez fracasó rotundamente en ese sentido, al igual que los anteriores presidentes en democracia.
Prosigo con mis mensajes desaparecidos. Abrazos, Pablo Romero. Decía:
Estimada Gabriela, yo no creo que el tiempo se pierda en la militancia o en el Comité de base. Creo que es un recuerdo retórico falaz muy evidente el poner en boca del otro lo que el otro no ha dicho. Es más, te diría que me parece bárbaro lo que allí sucede, el compromiso y el laburo que se da en los Comité y también en las estructuras internas del FA. El asunto es otro y ya lo explicité en el mensaje anterior (obviar lo que nos “conviene” obviar del argumento del otro en un diálogo, es también un atajo que solo invita a clausurar el diálogo). Tampoco generalicé sobre los sindicatos, aunque sí dejé que los que conozco y están vinculados a los puntos neurálgicos del Estado se han tornado en espacios de poder corporativistas (en el sentido negativo del término). Es discutible, claro y es imposible que señale que Fernández o Rodríguez o García no lo es, aunque finalmente la dirección general que toma su sindicato sí lo es. Por otra parte, toco ejemplos concretos, para no dejar esa generalidad en esa mera situación de, precisamente , generalidad anónima,. Pero me dices que también no es correcto concretar. En fin, siempre se necesita colaboración para el diálogo, en la medida que estemos de acuerdo en que no se trata de vencer al otro ni ponernos a la defensiva, sino de pensar junto al otro.
Luego, creo que es importante revisar otra falsa dicotomía que estás planteando: votar o participar. Simplificar el asunto al punto de pensar que quien no va al Comité de Base, que quien no milita, simplemente particpa votando cada 5 años y entonces la democracia representativa es una farsa, es creer un cuento en donde se sigue esa lógica de subestimar al que no milita y de pensar que es un tonto descomprometido que únicamente mete el voto cada 5 años (por cierto, además, votito “tonto” de las masas que finalmente es la que sostiene el poder político –y los cargos directivos que luego se reparten- de los “comprometidos militantes). También es un error reducir mi posición a que estoy planteando que esa es toda la democracia representativa. Claramente no digo eso. Pero lo explicito mejor: la instancia de la consulta popular, del voto, es la instancia más importante que tiene toda democracia representativa, en cuanto a mecanismo de espacio de decisión. El FA falla notoriamente en ese punto. ¿Se entiende? Discutir si la participación militante es la panacea o no de todo el sistema democrático o la desidia democrática de los ciudadanos es otro asunto, o discutir si finalmente lo que se ha elegido es como representante es exactamente un digno y justo representante de la voluntad popular. Lo que sí tengo claro que prefiero ese modelo al que pretende hacer descansar toda la democracia posible en manos de los grupos de élites de los partidos, anclados en las bases militantes. La democracia representativa es perfectible y tiene sus defectos, pero no conozco de momento otro sistema mejor. No me gusta la “aristocracia y oligarquía” militante y no creo que son idiotas y faltos de ética participativa los ciudadanos que no van un Comité. Yo no voy y sin embargo practico otras formas de militancia política, por ejemplo. (CONTINÚA)
(Continuación) Es cierto que la política tiene sus reglas y su propia moral y no hay que quejarse de algunas cuestiones de “política menor”: ni cuando nos favorecen ni cuando nos perjudican. Yo sigo pensando igualmente que la política debe tener siempre su contralor ético por parte de la ciudadanía, más allá de la casta de dirigentes políticos. En ese sentido, es que creo en lo personal que las actuales bases militantes del FA y los actuales sindicatos se han desvirtuado hasta el punto de convertirse en espacios corporativos en donde ya no importa el bien común y sólo prima la defensa de la propia “chacrita”. Creo que hay que denunciar y combatir con ideas esa situación y retomar lo mejor de la tradición sindical y militante. Me parece que Mujica estuvo muy bien al explicitar esto. Coincido con él totalmente en ese punto. Y es bueno que haya explicitado esos inevitables “líos con las bases”. Que la vida social es conflicto es algo que a estas alturas de los debates ideológicos es como decir que luego dela noche viene el día. Creo que hay que superar ciertos estadios del discurso ideológico que ya están no están al nivel de la madurez política y adultez ideológica que requiere una sociedad más o menos moderna del siglo XXI. Hay que aprender las lecciones del pasado, como bien ha dicho el presidente Mujica.
Otro de los comentarios que me desaparecieron. Abrazos, Pablo Romero. Decía:
Jimena, muchas gracias por tu aporte. Quisiera hacer una primera acotación sobre una posible confusión que creo puede estar implícita por allí: hay que distinguir entre neoliberalismo y liberalismo político, que es una confusión muy habitual (confundir las dimensiones políticas del liberalismo y su dimensión económica en la línea neoliberal). Es importante dicha distinción para realizar entender mejor la critica que estamos haciendo al status quo imperante y las reproducciones de poder. Luego, creo que entender que existen hilos de poder que nos manejan como títeres sin contar con nuestras voluntad es errónea. Las relaciones humanas, las relaciones de poder son una construcción humana permanente. Y en ese juego, no se puede todo el tiempo pensar que no juega la voluntad de las mayorías. El mundo va en alguna medida por donde la amplia mayoría lo lleva y el asunto es más complejo que pensar que solo tres o cuatro con dinero llevan de los pelos al resto del mundo. Es difícil de digerir el punto, pero muchas veces no hay más reproductores del staqus quo que las personas que uno puede pensar que son afectadas. Y no se resuelve el tema pensando en términos de la “alienación”. No, es un error casi antropológico definir todo de esa manera. Hay que entender el bicho humano desde otras coordenadas y entender porque de alguna manera tenemos este status quo imperante y no otro. Basta ver cómo viven las élites políticas que se llenan la boca con la idea de igualdad y son anti-sistema imperante para comprender lo que estoy diciendo. Además, creo que hay que poder ver más allá de ese discurso sobre el poder que nos encierra también en otra forma de dispositivo mental (siguiendo en este punto la lectura de Foucault sobre el poder, sobre los micropoderes y las posibilidades de resistencia). Si no, creo, incluso nos clausuramos como sujetos críticos al perder la sutileza de cuestiones que son más complejas que simplemente –por ejemplo- decir que la “oligarquía”, EEUU y el capitalismo nos manipula todo el tiempo. Foucault, por cierto, se torna finalmente muy escéptico respecto de las posibilidades exitosas de resistencia al poder, pero tenía claro que se jugaba todo el asunto en el mismo terreno del poder y manejando sus códigos. Yo creo que tanto Mujica como buena parte del MLN ha entendido este asunto y actuado con astucia al respecto. (Continúa)
(continuación)El control y el poder es inherente a la existencia misma de los sujetos. Sobre todo, esto es notable en el terreno de la política. Pero, ya en una familia vemos cómo se tejen las relaciones de poder y control. Está bien marcarlas, pero evidentemente hay que ir más allá del diagnóstico y de algo que creo no se resuelve por la vía de exacerbar el conflicto y generar un “ganador” que revierta las posiciones de dominado y dominante. No es esa la salida más adecuada, sino la más dañina para los colectivos sociales (por cierto, tomando algunos casos límite, basta ahondar un poco en la historia para ver la sangre que se ha derramado en nombre de un mundo mejor y de revertir las situaciones de poder por vías de exacerbar el conflicto. El tema, en definitiva, es el sentido que el sujeto y la colectividad le puede otorgar a las inevitables tensiones de esas redes de poder y control. No se trata, pues de neutralidad, que es algo inexistente, sino de dejar de pensar en términos de amigos/enemigos, vencedores/perdedores, dominados/dominantes, burgueses/proletariados, explotados/explotadores y toda la familia de dicotomías que simplifican la complejidad de un asunto que para intentar resolverlos de la mejor forma necesita de miradas conciliadoras y moderadas. Eso es ser realmente radical y apuntar a transformar la realidad y crear un mundo mejor. Ser conciliadores y moderados no es mantener el status quo, sino apuntar a romperlo. Ojalá estemos a tiempo de entenderlo y lograr que el mundo sea un lugar más acogedor para todos.
(continuación)El control y el poder es inherente a la existencia misma de los sujetos. Sobre todo, esto es notable en el terreno de la política. Pero, ya en una familia vemos cómo se tejen las relaciones de poder y control. Está bien marcarlas, pero evidentemente hay que ir más allá del diagnóstico y de algo que creo no se resuelve por la vía de exacerbar el conflicto y generar un “ganador” que revierta las posiciones de dominado y dominante. No es esa la salida más adecuada, sino la más dañina para los colectivos sociales (por cierto, tomando algunos casos límite, basta ahondar un poco en la historia para ver la sangre que se ha derramado en nombre de un mundo mejor y de revertir las situaciones de poder por vías de exacerbar el conflicto. El tema, en definitiva, es el sentido que el sujeto y la colectividad le puede otorgar a las inevitables tensiones de esas redes de poder y control. No se trata, pues de neutralidad, que es algo inexistente, sino de dejar de pensar en términos de amigos/enemigos, vencedores/perdedores, dominados/dominantes, burgueses/proletariados, explotados/explotadores y toda la familia de dicotomías que simplifican la complejidad de un asunto que para intentar resolverlos de la mejor forma necesita de miradas conciliadoras y moderadas. Eso es ser realmente radical y apuntar a transformar la realidad y crear un mundo mejor. Ser conciliadores y moderados no es mantener el status quo, sino apuntar a romperlo. Ojalá estemos a tiempo de entenderlo y lograr que el mundo sea un lugar más acogedor para todos.
Estimada Gabriela, las preguntas que plantea sobre las contradicciones de quienes votaron a Mujica no las puedo responder. Menos las de las contradicciones internas del Fa y de sus rencillas de política menor. Precisamente sobre eso es que yo he hablado en la nota, sobre esa actitud. Y sobre que Mujica finalmente expuso públicamente y ante sus propios militantes (que aplaudían lo que sea, sin escuchar, con esa sordera propia de la masa fervorosa) esas contradicciones, en un discurso a contramano de la impronta ideológica de sus propios votantes.
Por cierto, estoy absolutamente de acuerdo con que existe un infantilismo de izquierda en varios sectores del FA y de la izquierda más radical. También pasa lo mismo con el infantilismo de la derecha más radicalizada. Si hace 25 años ya lo decían algunos camaradas, parece que algunos fueron sordos desde entocnes y llevan demasiado años sin crecer y dejar crecer. Abrazos, Pablo Romero
Estimada Gabriela, en lo personal creo que los primeros pasos para retomar esa tradición de bases militantes y sindicatos al servicio del bien común más allá de los interés propios, de sindicatos y bases con espíritu democrático, donde prime la libertad de expresión y no el simulacro de que hay “diversidad de ideas y todas se respetan”, es plantear públicamente el debate y permitirse los involucrados la crítica y la autocrítica. O sea, depende tanto de dirigentes políticos ajenos a esa militancia de base, como de las propias bases. Por eso es tan difícil el tema, porque falta critica y autocrítica dentro de ese sistema perverso de círculos de poder y pequeñas chacras. Es un sistema que ha perdido la capacidad de versus propios errores, de aceptarlos y de intentar cambiar. Y, además, hay mucha soberbia y mucho “iluminado” que peca de necio y que vive enfrentado con todo el que no piensa como él. Se volvieron conservadores y autoritarios. Es así, aunque cueste aceptarlo y sea mejor decir que el error es siempre del toro, del que dice tales cosas. Hay que mirar alguna vez más allá del propio ombligo.
Luego, ya te dije una y otra vez y de varias formas que la democracia representativa y la democracia participativa no son excluyentes y que no se puede pensar en esos términos de “el que vota no participa en realidad y el que milita en política es el único con derechos y privilegios dentro de la “falsa” idea de democracia representativa”. En los hechos, lo que ha triunfado en el mundo luego de las viejas monarquías feudales ha sido la democracia representativa, que además siempre tiene sus espacios y mecanismos participativos (por ejemplo, en nuestro país tenemos a cada rato plebiscitos y referéndum, entre otros elementos más aligados a una democracia participativa). Yo estoy totalmente a favor de una democracia representativa que avance siempre en el sentido de una democracia participativa. Lo que yo critico es la actual forma que tiene la militancia de base de entender lo participativo: lo asumen finalmente como un ejercicio autoritario que sigue viendo el mundo en la estupidez del malo y el bueno, el amigo y el enemigo, el conflicto de clases y la negación a toda forma de cooperación social entre los distintos integrantes del colectivo . Entonces no generan ninguna participación, sino explosión, y se tornan un espacio conservador y contrario al bien común.Abrazos, Pablo Romero
Estimado Juan, agradezco y mucho tu respuesta, que comparto en sus grandes líneas, aunque creo que igualmente acierta Martinez en su crítica a la organización interna del fa, más allá de sus cualidades personales o su coherencia respecto del funcionamiento del FA. Pero, no puedo tampoco dejar de pensar contigo en que si realmente esas críticas a la interna del FA fueron con esa fuerza de convicción es difícil de digerir luego el verlo finalmente aceptar sin más las reglas del juego, callarse la boca, decir que fue un “error” lo que dijo y seguir en la campaña por Ana Olivera como si nada. En definitiva, creo que eso lo desacredita mucho y debería haber tenido otra actitud, pues lo de la “disciplina partidaria” ya sabemos que es un cuento falto de toda ética digna de apreciar.Abrazos, Pablo Romero
Al pie de la columna leo que hay 65 comentarios, en cambio cuando voy a leerlos leo sólo 38 ¿cómo hago para acceder a los demás?
Gracias, Mirta
Estimada Mirta, debido a un error del servidor de Blogger han desparecido mis comentarios (y algún otro) en las entradas más "viejas", y por eso es que tuve que volver a postearlos nuevamente los que pude recuperar y por eso es también que aparece un número determinado de cantidad de mensajes pero al visualizarlos hay menos efectivamente. Abrazos
Sobre el tema de la complicidad con la dictadura de Cuba, tambien habria que condenar el bloqueo criminal contra Cuba, y pedir la libertad de los 5 patriotas Cubanos,arrestados en las carceles norteamericanas, donde no pueden recibir ni visitas, ademas de la libertad de los presos politicos en la base norteamericana de Guantanamo, de eso nadie dice nada.
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