jueves, 17 de abril de 2014

El problema de la TV uruguaya y su generación "simpática"

Con la excepción de TNU (canal 5), la televisión abierta es un atentado cultural. Salvo alguna honrosa rareza, la programación que ofrecen los tres canales privados carece de valor cultural alguno (y yo sí creo que hay valores culturales preferibles a otros y que inciden radicalmente en la construcción del capital cultural de una sociedad). La televisión privada abierta cada vez genera más espacios chabacanos y acumula comunicadores de escasa altura intelectual y sobrada guarangería. Hay toda una generación de personajes "simpáticos" que han acaparado los espacios televisivos y que denotan la decadencia de nuestros medios televisivos. En algún momento -quizás casi sin darnos cuenta- hemos pasado de una televisión abierta que -aún con sus defectos- tenía su grilla de atractivo cultural, generaba valores deseables, contaba con periodistas formados intelectualmente, producía programas de debates con peso reflexivo e interés comunitario, a una televisión resumida en la expresión "la hora de la pavada", tardes acaparadas por los programas de chimentos (donde varias de las peores bajezas humanas son exhibidas cuál trofeo) , programas que utilizan los archivos televisivos para burlarse de otros (y que, de colmo, alguno le suma la apuesta a un humor burdo, carente en última instancia de toda sutileza) e incluso periodísticos meramente amarillistas.
Basta con analizar la apuesta a qué tipo de programas realizan los canales privados en materia de producción nacional para darnos cuenta del nefasto viraje que le han dado sus autoridades a la manera de comunicar, informar y "entretener". Ni que hablar de lo que supone -culturalmente hablando- por estos días el regreso del universo Tinelli, paradigma de la frivolidad de época. 
Y esto tiene un alto costo, porque la televisión -se admita o no, quiera alguno quitarse responsabilidades o no, se señale o no que esa no es su tarea- educa y conforma en buena medida el imaginario colectivo y colabora en todo caso en la creación de valor social, de valores culturales. 
Hace ya veinte años, en el libro "La lección de este siglo", el filósofo austríaco de cuño liberal Karl Popper al abordar el tema de la televisión plantea lo siguiente, en un pasaje particularmente contundente: 

"Los maestros no tienen chance ante la televisión. (...) La televisión tiene una fórmula imbatible: "Acción y más acción"- esa es toda la filosofía de los productores de TV. ¿Qué puede presentar un maestro contra eso? Solo la voz de la razón (...) Los maestros no tienen la mínima chance de resistir eso. (...) ¿No hay regulaciones de tráfico muy precisas? Piense solo en el peligro increíble de usar automóviles sin un código de autopistas? (...) Necesitamos una licencia para conducir, ¿no es cierto? Y si usted conduce peligrosamente se la sacan, ¿verdad? Bueno, hagamos lo mismo con la televisión (...) ¿Acaso el mercado no tiene sus reglas? Si un editor italiano saca un libro mío, ¿no tiene que pagarme derechos de autor? ¿Esto va en contra de la "sociedad abierta"? En todas las cosas de la vida habría caos si no introdujéramos reglas. Eso tampoco es todo. Para funcionar, el mercado necesita no solo reglas, sino también cierta cantidad de confianza, autodisciplina y cooperación. Por eso vuelvo a mi argumento de que la televisión tiene un enorme poder sobre la mente humana, un poder que no existió nunca antes. Si no restringimos su influencia, seguirá alejándonos de la civilización, haciendo que los maestros queden sin poder para hacer nada al respecto. Y al final del túnel, no hay nada más que violencia. Comencé a hacer sonar estas alarmas hace cuatro o cinco años, pero no han tenido efecto. Sé que nadie quiere detener este terrible poder." 


Puede sonar quizás apocalítptica la posición de Popper, pero ¿si en alguna medida tiene razón? Quizás sea tiempo de abrir un frente de debate en serio -ajeno a toda politización partidaria del tema- y con efectos concretos respecto de la responsabilidad de las autoridades televisivas en cuanto a su colaboración con la estupidización y la desvalorización cultural de nuestra sociedad, particularmente de las nuevas generaciones. Al final de cuentas, ¿quién paga las cuentas del atentado cultural al que nos someten a diario? ¿No hay responsables al respecto? Si la apelación a la "libertad" y el libre juego de las "preferencias" (como si estas no se marcaran) sirve para engordar bolsillos de empresarios televisivos y eximirlos de sus responsabilidad en al asunto, a costa de hipotecar el capital cultural de las nuevas generaciones, más vale ser un poquito menos "libres" en la materia, pues, en definitiva, no hay mayor libertad que la que nos otorga una cabecita bien construida y enriquecida culturalmente.

25 comentarios:

Anónimo dijo...

El tema es muy complejo...hace años que se viene estudiando en materia de comunicación algo que se llama "el control de los controles"...es obvio que la autoregulación no funciona...pero
¿Quienes serán los que determinen los buenos contenidos?...El gobierno determina que la programación tiene que ser uruguaya en un porcentaje...eso no la hace necesariamente buena ni elevada...pruebas a la vista.
Por otro lado,hay productos culturales que para poder ser apreciados, necesitan cierta formación de la audiencia, para que pueda "decodificar" EL MENSAJE. Y nos metemos de lleno al tema de la educación...que ignora a los medios masivos en sus programas de estudio. El cine no es materia de estudio, ni la tv, ni la radio...

Anónimo dijo...

Tanto lo comparto, Pablo, que en mi casa la TV es, desde hace casi un año, un mueble en desuso. Porque a lo que mencionas habría que agregar las tandas publicitarias, tema que daría para un tratado. Aunque por lejos es lo mejor que tenemos, creo que también TNU ha terminado haciendo concesiones (tampoco tengo la menor gana de mirar el 5). Y recuerdo con nostalgia la noche de los viernes, incluso en dictadura, con el concierto de la Sinfónica, el programa Círculo y Cuadrado con María Luisa Torrens y un equipo de críticos de primer nivel, y verdadero cine-arte: Kurosawa, Bergman, Felllini...

Sandra Viglione dijo...

Disiento con Anónimo 1. HAce muchos años que las materias mas apegadas a la reflexión (Historia, Sociología, Filosofía, Cívica) emplean en sus espacios películas (aún peliculas holliwoodenses) como material de discusión. Muchas veces en literatura, se usa como elemento de discusión las alienadas mitologías de los juegos de video para corregirlas a la luz del conocimiento histórico y literario. Yo enseño matemática. No uso películas, pero sí Tics. Y en mi casa el cine en la pc ha desplazado por completo a la tv libre. Lástima que mi hija la deje prendida "para que haya ruido" porque realmente no se merecen tener audiencia. Tampoco miro "el 5" pero una amiga solía recomendarme algunas de sus series y de sus periodísticos. Nunca le hice caso. Prefiero apagar la tele y leer un libro (que son incomprables, también)

Muertevideano dijo...

Una apreciación sobre el excelente artículo que precede a esto.
Por: Darío Valle Risoto

Acabo de colgar tu artículo sobre la televisión en mi blog porque creo que lo comparto en su mayoría más debo discrepar en algunos puntos que no por señalarlos significa que esté de acuerdo con lo que anoto. La televisión es ante todo entretenimiento y las nuevas generaciones se entretienen con la burda pavada reinante en ese y en todos los medios, desde los actores políticos a la radio, la calle misma, las publicaciones de libros sin contenidos, etc. Estamos asistiendo a la civilización del espectáculo y me remito a parte del libro de Vargas Llosa:

"¿Qué quiere decir civilización del espectáculo? La de un mundo donde el primer lugar en la tabla de valores vigente lo ocupa el entretenimiento, y donde divertirse, escapar del aburrimiento, es la pasión universal. Este ideal de vida es perfectamente legítimo, sin duda. Sólo un puritano fanático podría reprochar a los miembros de una sociedad que quieran dar solaz, esparcimiento, humor y diversión a unas vidas encuadradas por lo general en rutinas deprimentes y a veces embrutecedoras. Pero convertir esa natural propensión a pasarlo bien en un valor supremo tiene consecuencias inesperadas: la banalización de la cultura, la generalización de la frivolidad y, en el campo de la información, que prolifere el periodismo irresponsable de la chismografía y el escándalo"
Mario Vargas Llosa

Todas las mañanas debo soportar en la radio el programa de Facho älvarez y mi patrón lo festeja como un niño, no pasa una semana en que no le descubra una noticia mentirosa o que el mismo inventa, la exageración y el sensacionalismo se mezclan con el retardado mental de Gustaf y la muy discutible comicidad de Fablet. Realmente me enferman pero tienen rating tal como Petinatti con su eterna pavada plancha de hablar exactamente de los mismos temas durante 20 años o más.

¿La televisión forma a la gente o refleja excactamente la cultura imperante? Esa es la gran pregunta porque si estamos así por culpa de la televisión nos lo merecemos por haberle quitado importancia a los verdaderos formadores de cultura cambiándolos por la facilidad del sillón y que nos tiren su retorcida visión de la realidad.

Hay algo que nos dijo un profesor en el curso de comunicación hace ya veinte años y se daban exactamente la misma discución: La televisión se puede apagar. Eso vengo haciendo, yo elijo que miro si veo películas, escucho música o leo, no me llaman la atención las idioteces porque insultan mi inteligencia... pero si hay una mayoría que consume no puedo hacer nada por cambiarlo, lo mismo pasa con las religiones.
Un gran abrazo.

Darío Valle Risoto
Técnico en Comunicación Social

Anónimo dijo...

He leído, señor profesor, su articulo o especie de ensayo y quizás ese ataque directo a programas nacionales colon"yo y tres mas". Coincido con que la televisión tiene a la ciudadanía dormida, pero, según las encuestas, y trabajo en los medios, es lo que mas se vende y la televisión es un negocio hoy x hoy. Muchos desean guerras nuevas, asesinatos extraños, sufrimiento ageno, para que la morbosa sociedad rioplatense este expectante ante eso y no quienes fueron los celtas. Porque canal 12 paga miles en comprar a Tinelli? Porque es negocio y la sociedad consume. Estamos, señor profesor, ante un circulo vicioso que no podemos escapar en miles de años. Muchas gracias. Agustin Perez Gamboa agustin620@hotmail.com

Alvaro dijo...

Muy buen artículo. Felicitaciones.

Agustín Courtoisie dijo...

Muy buena y corajuda tu reflexión, Pablo. La comparto en general y me gustó tb que acudas a esa cita de Popper.

En cuanto a la interrogante de "quiénes serán los que determinen los buenos contenidos", creo que expresa un temor legítimo (que sienten muchas personas, tb hay que decirlo), y en realidad no la veo como algo contradictorio con las ideas de Pablo y de Popper.

Pero creo que no intentar regular por temor a un eventual, posible pero quizás no probable, futuro control autoritario de los medios, es resignarse a que los dueños de los medios sigan tomando las decisiones por nosotros. ¿Preferimos que sigan siendo ellos los que sigan decidiendo o intentamos negociarlo democráticamente entre los ciudadanos?

El dilema no consiste en la "libertad de ahora", que estaríamos disfrutando pese a todo, y la temible "regulación de mañana".

El dilema es otro. Pasa por preguntarse:
a) ¿Vamos a seguir resignados a que los canales privados y el diario El País, minimicen o incluso omitan referirse a los postres vencidos de la caja feliz de algún local de MacDonalds, o callen informar sobre los conflictos de un supermercado con sus empleados? (...quizás por algún conflicto de interés, ¿o no?)
b) ¿Regular en algún grado, en alguna medida, los medios masivos, es siempre síntoma de dictadura? Entonces Noruega y Suecia lo serían y dudo que lo sean.

c) ¿Pensar en regular los medios masivos no es posible concebirlo como un control democrático de sus reglas de juego y de al menos algunos de sus contenidos?

Como le gustaba decir a Fernando Flores, la seguimos!

Anónimo dijo...

Pablo excelente articulo coincido ampliamente con lo escrito es el reflejo fiel de3 la sociedad en la que estamos insertos.

Pablo Romero García dijo...

Gracias por sus comentarios. Y respecto del primero de ellos, coincido plenamente con las acotaciones, con los argumentos, de Agustín en cuanto al temor de quiénes "impondrán" contenidos. Claro que siempre vamos a tener el problema de quién fija el "canon", de quién "legaliza" lo que es "bueno" y lo que es "malo", pero lo que no podemos dejar de hacer es valorar y debatir. Y esta tv actual es básicamente basura. Lo digo como padre, docente, ciudadano y tipo formado intelectualmente. Y me siento en la responsabilidad intelectual y ética de plantearlo y sin "relativismo" de ningún tipo. Y la libertad de expresión no es digna de llamarse de tal forma si no tiene límites, por cierto. Si se me ocurre hacer un programa que glorifica la violencia, hace una apología de la pedofilia o del nazismo, creo que resulta indiscutible que la "libertad de expresión" queda en "off side" , no? Yo sumaría el riesgo de la violencia cultural que suponen varios programas televisivos que entran a diario por la cabecita de nuestros conciudadanos. Yo veo en mi tarea docente la cara "en vivo y en directo" de esos efectos. Entonces sí grito "viva la libertad" porque estamos sometidos a una dictadura de los contenidos basura y difícilmente vamos a salir de la "planchificación" cultural en la que nos encontramos si no le hacemos frente decididamente. Luego, la imposición del contenido, la censura, la prohibición en el acceso, el control de lo que consumimos, es justamente lo que de algún modo ya estamos padeciendo. A no creerse el cuento de que "somos libres" y que nuestros pibes eligen con "libertad". La dictadura del contenido cultural es la realidad actual y no la que podría sobrevenir por plantear un debate cultural sobre el asunto. Sin querer, le hacemos el juego a los "pretendidos sabios" que sí ya están ejerciendo en los hechos su dictadura de la chatarra cultural.

Anónimo dijo...

Es bueno que se discuta, que se cuestione lo establecido para hacer de ello un tema de reflexión más allá de lo que los medios nos imponen todos los días. Como ha sido siempre la discusión democrática es agente de cambio. Me pregunto ante la duda de si regular los medios está bien o mal...es que ahora somos libres de elegir? Tal vez nuestros jóvenes estudiantes no pueden elegir porque no tienen otras opciones? Los que podemos elegir porque tenemos otra formación tenemos y debemos brindarles más opciones para que entonces vean, experimenten, se nutran y luego si eligen a Tinelli será que están convencidos que es lo mejor. Pero mientras solamente nos hagan ver una sola cara de la realidad no podemos decir que somos libres de elegir. Como docente intento dar siempre algo nuevo a mis estudiantes, nuevas versiones y también de las viejas; y sin asombro puedo decir que luego de experimentar ellos logran reflexionar y algunos empiezan a cuestionar lo que consumen,así se forma un ser crítico y autocrítico!! Tal vez nosotros también nos estamos comiendo la pastilla de que "todos' piensan así y apuesto a que tenemos jóvenes críticos y que buscan otras estéticas... sólo hay que retarlos a probar algo diferente. Gracias por generar estos espacios de debate.

Abuela Hortelia dijo...

Pablo, estoy totalmente de acuerdo con lo que has planteado.En la tv se debe buscar un entretenimiento sano que te enriquezca culturalmente, pero lamentablemente con el correr de los años se ha ido desvirtuando pasando a ser algo intolerable mirarla, por su vocabulario, temas, imágenes groseras, y de los programas de entretenimientos ni hablar.
Nuestra cultura va en caída libre, estamos viviendo "el mundo del revés" y no le veo una salida porque tendría que cambiar la CONCIENCIA de quieres eligen los programas, pensar más en enriquecer culturalmente a la teleaudiencia y no llenarse los bolsillos con programas que nos denigran como seres inteligentes que somos, y por lo tanto nos merecemos lo mejor para así ser mejores seres humanos conservando nuestros valores, para poder vivir en un mundo de armonía con nuestro entorno.
Gracias Pablo por darnos la oportunidad de expresarnos.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo en casi todo lo que se dice y debo pedirle al canal oficial( el único que miro)que vuelva a pasar conciertos y ballet, como otrora se hacía. Hay mucha gente que no puede moverse de su casa o no tiene los medio encono´micos, para comprar una entrada. El Ballet Nacional del SODRE es un orgullo para el país, la Orquesta Juvenil del SODRE, idem,y así muchas cosas.Estoy de acuerdo en que se trasmitan músicos populares,pero que no se repitan hasta el cansancio(ej Escenarios)gracias por tantos aportes. Laura

Picoco dijo...

La influencia de la tele en la gente me parece mas un cliche que algo real. La gente no es estupida, y en general entiende bien como funciona el lenguage audiovisual...
De todas formas, en este pais el 65% de los hogares pagan tv cable, y a eso hay que sumarle a los que no pagan pero tienen cable. En ese universo el cable duplica el tiempo de exhibicion frente a los canales abiertos. Y todo esto sin contar el zapping (audiencia dinamica) que hace a la audiencia mas esquiva. Ademas, las audiencias televisivas van disminuyendo año a áño, la gente prefiere internet. Si esto no fuera poco, en este pais el rating lo ganan los informativos. la audiencia maxima de tv esta en el entrono de 100mil personas.
Dicho esto yo creo que el articulo, y sus comentarios hablan de otra cosa.

Picoco dijo...

En realidad no es la tele lo que preocupa, lo que verdaderamente les indigna es la audiencia. Se preocupan por la decadencia de los otros mientras se felicitan por su propio buen gusto.
Acusan a lo popular de chabacano y estúpido, antinomia de su erudición, sabiduría... y esto porque caen en el error fatal que todo aspirante a intelectual comete: entiendien los hechos segun sus ideas y no a la inversa...
La democracia no se trata de causas justas sino de metodos justos...
Se olvidan que las reglas del juego son bien simples: si el producto gusta se televisa. Los canales no emiten lo que se les antoja. Emiten el contenido que creen les dara mas rating. Puede ser Tinelli, pero bien podria ser un programa de alta cultura que le guste a la gente. Encuentro una paradoja comica en el discurso: Se busca un mundo ideal, utopico, Tinelli se presenta como un obstaculo, su mera existencia supone que vivamos en una dictadura, sometidos a censura, sin poder elegir en libertad, entonces debemos censurar a Tinelli para terminar con la censura y obtener libertad... En el mundo real sin embargo, Tinelli existe porque todavia no ha aparecido nadie con una propuesta mas exitosa. En otras palabras, en un mundo libre Tinelli existe sin necesidad de censurar a nadie, pero para existir el mundo utopico debe censurar... Tinelli existe sin tener enemigos, pero para existir sus enemigos necesitan que el no exista...
La television que se pretende, debe ser "santa" o no puede ser... El autor no parece entender la sustancia de la libertad de expresion, y la confunde con la libertad de opinion. La expresion seria entonces libre siempre y cuando genere las opiniones que se pretenden.
La libertad de expresion existe para garantizar la libertad de opinion... La opinion es libre y por eso la expresion es sagrada. En el mundo utopico que censure a Tinelli nadie podria opinar a favor o en contra... no lo conocerian,.. En un mundo que garantice la expresion muchos pueden opinar que Tinelli es una mierda y ademas podrian presentar alternativas mejores
Es cierto: la libertad de expresion no garantiza contenidos fantasticos, pero no se supone que exista en funcion de ellos.
El mercado es el lugar donde se producen los intercambios libres. El mercado no otorga valor, solamente lo cambia de manos, porque en el mercado el valor esta en lo que uno ofrece. La proliferación artística, desde Sofocles hasta Franklin Rodriguez, desde Bach a Violetta, siempre y únicamente a florecido en el mercado. Incluso el antiarte, como el dadaísmo floreció en el mercado. . Ni Picasso ni Tinelli consideran que su aporte cultural deba ser negado por el mercado para tener valor,

Picoco dijo...

Lo que la mayoría de los intelectuales llama el triunfo de la cultura es la facultad de imponer sus concepciones a todos los demás hombres, y no la de liberarlos. No encuentro diferencias entre esta postura y la postura de la Iglesia catolica. El clero basa su discurso en una supuesta ascendencia espiritual e intelecutual sobre la masa. Su mensaje esta superpuesto a la posicion prestigiosa del maestro que habla... Son ellos quienes conocen la moral, y es por ellos que ella llega a los creyentes... El pastor que guia al rebaño. A la iglesia tampoco le gusta Tinelli, tambien consideran que es inferior a sus valores. De la misma forma, los intelectuales posiscionan su discurso desde una ascendencia de superioridad. Son ellos quienes conocen el valor cultural, y es a traves de ellos que llega a la chusma. Como un pastor que guia a su rebaño... No es Tinelli el problema, tanto para la iglesia como para la intelectualidad el objeto principal de su odio es la sociedad liberal, incontrolable con sus miles de millones de variantes individuales, sistema donde el valor de sus opiniones depende exactamente de los mismos factores que dan valor a las opiniones de cualquier otra persona. Sus opiniones son apreciadas usando los mismos criterios que se aplican para valorar la opinon de los demás hombres.


Lo que aqui se propone es cambiar la libertad de expresion por el poder de oprimir. Esta pulsion no es nueva, basta con leer a Lope de Vega en el "Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo"

Anónimo dijo...

Al fin alguien tiene la valentía de plantear las cosas en sus debidos términos. Gracias Pablo por expresar de manera inteligente y clara lo que a muchos nos gustaría poder decir, pero nos cuesta encontrar las palabras apropiadas.

Anónimo dijo...

De acuerdo. La TV abierta es en su mayor parte basura. Parece parte de un experimento de imbecilización social. Tampoco es constructivo que los que viajamos en ómnibus estemos obligados a escuchar a Petinati y a las oyentes que cuentan sus relaciones con el esposo de su mejor amiga, o viceversa. Es decir, que tengamos que pagar para eso. Y en todo caso para tener el privilegio de poder pedirle al guarda o conductor que lo cambie o apague y arrostrar las consecuencias. No nos están respetando.

Unknown dijo...

Totalmente de acuerdo. Es preciso generar una regulaciòn mìnima en la TV, consensuada como polìtica de estado, que contribuya a evitar la progresiva degradaciòn cultural, incluyendo valores, de nuestra sociedad. No hay que tenerle miedo a encarar el tema, si se hace con seriedad, profesionalismo y sin banderìas polìticas. Existen numerosos ejemplos en el mundo desarrollado, sobre todo en Europa, de otros modelos de televisiòn pùblica, que fomenten
valores y la difusiòn de expresiones culturales con mejor contenido. No puede ser que un supuesto "Rating", sea la ùnica medida para la programaciòn de un canal, a su vez basado en una audiencia que en buena medida, sufre las consecuencias de la decadencia cultural general. Libertad sì, pero no para cualquier cosa ni soslayando siempre el capital social y cultural de la sociedad. Es preciso ponerle lìmites a la chabacanerìa, la ordinariez, el "vale todo" y el amarillismo, o al menos acotar su destructor poder.

Saludos cordiales.
Hugo Lettieri
Gestor cultural (gènero tìpico ciudadano)
Consultor empresarial.

J. Machado Obaldía dijo...

Está bien el post y lo comparto respecto a sus afirmaciones.
Sin embargo, creo que deja fuera un hecho importante: los programadores cada vez en mayor medida son los usuarios.
La llave de acceso a los contenidos no está como antes solamente en manos de los dueños de los medios.
Además de la opción del cable donde, sin una gran variedad cultural ya que casi todos sus contenidos provienen de los centros de distribución norteamericanos, está Internet.
Y no me refiero sólo al uso actual que le puedo dar a Internet, buscando y bajando o viendo en streamin aquellos contenidos que quiera, a la hora que quiera gracias a las páginas de descargas. También estoy apuntando a que como canal de distribución legal la red, al amparo de sitios como Netflix y otros, puedo confeccionar mi propia grilla.
Se podrá objetar que la red es, proporcionalmente, para una minoría e incluso que dentro de ella es para una minoría que sepa manejarse entre miles de páginas para poder acceder al contenido.
También puede argumentarse que la televisión abierta es gratuita, que basta con prender el televisor para acceder a sus contenidos y por ello seguirá siendo la forma más usada para ver televisión.
Es cierto pero en mi opinión es cuestión de tiempo para que la otra forma de ver televisión, con una programación diseñada por el usuario, llegue a ser la norma y no la excepción.
Debe haber un recambio generacional y tecnológico.
El primero pues los actuales usuarios televisivos son inmigrantes digitales cuando no directamente analfabetos digitales. Habrá que esperar entonces a que la gente que nació luego del 2000 y que por lo tanto creció con Internet como un hecho natural de sus vidas alcanze la mayoría del mercado.
Tecnológico por dos razones. El streamin de video en HD necesita de un gran ancho de banda. Un video en 1080p (Full HD) ya puede verse sin que se pare porque está acumulando datos en el buffer con la fibra óptica que ANTEL está instalando en todos los hogares.
Pero además el apagón analógico programado para el 22 de noviembre de 2015 obligará a renovar los televisores para seguir recibiendo señales y, a raíz de esa actualización, los televisores con Android incorporado (smart tv) serán cada vez más comunes, cada vez más baratos.
Ya no será necesario prender la computadora para ver un video en Youtube u otro portal y, como consecuencia natural, ni siquiera será necesario buscar afanosamente a través de varios portales aquel que tenga la película o serie que deseamos ver.
Se podrá comprar los contenidos que uno desee, cuando uno lo quiera, comprándolos legalmente por muy poco a través del propio control remoto del televisor. La televisión digital es eso: interactividad ante todo.
Queda el desafío para la televisión actual abierta de cómo sobrevivir a estos cambios que se vienen. Será el turno de ellos para poder ofrecer algo que sea atractivo.
Tampoco puedo ser ingenuo e ignorar que hay mucha gente que piensa a Tinelli, el Piñe o a Omar Gutiérrez como sinónimos de diversión, esparcimiento sanos, etc.
Siempre hay gente para esos programas pero me alegra la posibilidad de elección y la variedad de opciones que la tecnología nos habilita.
En mi caso yo no miro televisión, miro el televisor ya que miro en él las películas o series que bajo o streameo desde la pc gracias a un cable hdmi.

Anónimo dijo...

Impecable, totalmente de acuerdo. Pero ellos -los dueños de los canales- son el poder. ¿Qué pasó el día que Luis Mardones siendo Director de Cultura habló de la TV chatarra? Al otro día lo sacaron del cargo.

Anónimo dijo...

No sabia que la tele fuera importante todavía. Yo miro mis programas por internet, tengo mucho para elegir. Solo miro en la tele las cosas que no encuentro en internet o que salen más rápido que internet.

Unknown dijo...

Si bien no soy televidente asiduo, basta hacer zapping un minuto, hablar con la gente en cualquier lugar, darse cuenta de la cómodamente llamada "argentinización" de la TV.
Pero bueno, ... muchas alternativas no hay, y menos fáciles o a corto plazo. Regular (salvo lo flagrantemente "malo" y obligar a determinados contenidos "culturales") es siempre discutible y prefiero dejar pasar algo "malo" en pos de la libertad.
En definitiva, creo que no hay otra oportunidad de mejora que sea el espectador, mediante el rating, quien "eleve" el nivel de los contenidos.
Y para esto...sólo una oportunidad, EDUCACIÓN, para generar inquietud, curiosidad, sensibilidad y necesidad de ver, leer o escuchar cosas que te entretengan porque te enriquecen.
Es como el tema de la delinuencia, no es encerrándolos más jóvenes ni por más tiempo como se mejora la seguridad.

Un abrazo
Santiago del JLP

José Luis Perera dijo...

Muy interesante el artículo, y más interesante aún el debate.
Confieso que me atrae sobremanera lo planteado por Picoco, aunque hay mucha cosa que no me cierra.
En el mercado se ofrecen un montón de artículos, entre ellos los culturales, el entretenimiento etc.
Y la enorme mayoría de los artículos tienen reglamentaciones para su circulación, porque se supone que el Estado debe velar por la salud, la seguridad, etc, de sus ciudadanos. Por esa razón existen reglamentaciones y ordenanzas que cumplir respecto a bienes como los alimentos (desde su elaboración, envasado, distribución, fecha de vencimiento, etc), por ejemplo, para proteger la salud de los consumidores.
Yo no se si sería bueno que los automóviles pudieran ser vendidos sin frenos o sin cinturón de seguridad o sin luces, y que cada usuario decidiera y eligiera si comprarlo o no.
Por qué entonces no regular los contenidos de la tv? Me lo pregunto; no tengo todavía una opinión definitiva, y este debate me resultó muy interesante porque aporta varios elementos.

Anónimo dijo...

En mi humilde opinion ,el peligro de la tv es la manipulacion con que tratan de dominar las conciencias. Basta ver como influyen con las noticias en la opinion publica,repitiendo un asalto mas de 20 veces en el dia y asi crear un clima de inseguridad ficticia!Es asi van formando el clima que desean para sus necesidades politicas, economicas, etc...Y ni pensar en los niños delante de la tv. Es muy dificil saber donde empieza y termina la libertad de unos y otros pero que es "peligroso" no tengo dudas!!!!!!!!!!!!

Unknown dijo...

Creo -Pablo- que he visto en el canal nacional 5, programas y/o peliculas en ingles. En este sentido me parece que justamente un canal nacional deberia defender nuestra lengua materna, puesto que la mayoria de los canales que llegan a nuestro pais, estan en ingles.