jueves, 20 de noviembre de 2014

Batllismo y hegemonía cultural del FA

Comparto charla/entrevista que el periodista Ignacio Álvarez me realizó la semana pasada en su programa radial “Las cosas en su sitio” (radio Sarandí), donde abordamos ciertos imaginarios sociales vinculados al campo de la política en nuestro país, refiriendo -entre otros ítems- a cómo el Frente Amplio ha ocupado el espacio -en este comienzo del siglo XXI-  de la representación del viejo batllismo de comienzos y hasta mediados del siglo pasado y cómo, a la par, ha logrado plasmar una hegemonía cultural que resulta decisiva.

Y quisiera provechar para aclarar mejor lo dicho en buena parte del programa: cuando hablo de imaginarios, me refiero a imaginarios que no siempre se corresponden con una ideología acabada y consciente del sujeto que lo adopta (el cual lo hace desde un cierto "talante" que le genera empatía, por ejemplo, con el batllismo, sin definirse como tal o sin siquiera tener claro que supone tal cosa). O sea, entiendo que los uruguayos hemos incorporado el batllismo como parte de nuestro "sello político identificatorio", más allá de ser conscientes a ciencia cierta de lo que exactamente refiere y supone. En grandes rasgos, batllismo ha terminado por significar y suponer -en el imaginario colectivo, consciente e inconscientemente-  cuestiones tales como reformismo social, leyes laborales, derechos para las minorías, protección estatal (el "estado benefactor"), laicidad, oposición a cierta "oligarquía" terrateniente, etc. Y creo que el apropiamiento simbólico del FA -probablemente con toda justicia, por cierto- es claro en tal sentido. Como es claro que el Partido Colorado fue retrayéndose marcadamente en su impronta batllista y parece haber perdido la batalla cultural por ese "símbolo", a mi entender.

El audio lo pueden escuchar directamente en esta entrada de mi blog -donde, como siempre, aguardo sus comentarios para continuar el debate propuesto- o yendo al link de Goear: http://www.goear.com/listen/f6b29d3/batllismo-hegemonia-cultural-del-fa-pablo-romero



5 comentarios:

Ramiro dijo...

Recién accedo a tu blog que leeré con detenimiento. Mando este mensaje de saludo y a modo de prueba a ver si logro subirlo

Ramiro dijo...

Probablemente ocurra en el mundo entero, pero al menos en Uruguay pienso que, a la hora del debate sobre los asuntos de interés general y sobre todo en el debate político, pesan mucho más las posturas a priori basados en imaginarios, tal como vos te referís a estos, que los debates reflexivos y los intercambios argumentativos sustantivos. Y es así que solemos escuchar alusiones a batllismo, wilsonismo, herrerismo, nacionalismo, riverismo, término que parece querer volver a tener actualidad, sin tener una acabada idea de a qué referirían concretamente en sustancia, o qué luz puede arrojar su mención en la discusión concreta de un tema actual. Y estos términos terminan adquiriendo un valor de acuerdo a qué lugar ocupan en el simbolismo determinado por el discurso de la cultura dominante más que cuál es su verdadero significado, si es que tienen alguno. En este panorama adquiere actualidad el combate por la apropiación del "batllismo", obra y gracia de la lucha electoral.
Personalmente no me genera gran interés introducirme en este aspecto puntual. Me interesa mucho más manifestar mi protesta en contra de los imaginarios conceptuales y la utilización irreflexiva que se da en el debate.

Ramiro dijo...

En este panorama de conceptos cargados de imaginario simbólico mucho más que de contenido sustantivo asoma por encima del resto la dialéctica izquierda-derecha. No se trata por cierto de ninguna novedad quejarse de su insustancialidad, pero en la medida en que en nuestro país tiene un peso tan grande en la discusión pública creo que sí tiene sentido reactualizar su discusión.
A modo de ejemplo es probable que la idea de diferenciarlas en base al peso del interés por las injusticias sociales sea violentamente criticada por muchos que la encontrarán insuficiente y se preguntaran si la izquierda ¿es sólo eso?. Desde una apelación mas o menos concreta, nostálgica o utópica al marxismo, referencias a igualdades sociales, posturas contrahegemónicas y contraculturales, críticas con mayor o menor alusión de alternativas al capitalismo, hasta simples alusiones a "sensibilidades" imposible de definir sustantivamente, es probable que haya tantas definiciones de izquierda como gente que se autodefina como izquierdista (o progresista por ejemplo). O, mucho más probable es que alguien se defina izquierdista sin poder elaborar una definición de en qué consiste, o simplemente por decir ser adherente al FA.

Ramiro dijo...

A modo de ejemplo y en referencia a lo comentado por vos sobre el PC, el batllismo y la derecha, me parece que la figura de Bordaberry con su apellido y su discurso recargado sobre la inseguridad y su ley de edad de inimputabilidad vino a calzar como anillo al dedo al esquema de imaginarios; el FA, dueño de la hegemonía cultural, se debe haber alegrado por la aparición de una figura tan simbólicamente identificable con "la derecha", y por lo tanto tan útil para la autoidentificación de izquierda; es mucho más fácil decir que se es de izquierda o progresista por estar de acuerdo con "no a la baja", que ponerse a pensar qué es la izquierda.
Y digo todo esto por el famoso (pero por famoso y criticado no menos ponderable) planteo acerca del fin de las grandes ideologías y la idea de la tendencia de las sociedades a una organización democrática y republicana bajo la ineludible realidad del mercado y la intervención necesaria del estado que busca igualdad en el punto de partida de los individuos. Modelo bajo el cual la dialéctica izq-der tan dramáticamente influyente en el S XX tiende a difuminarse.
En el programa de radio hacían mención a que el batllismo en tanto republicanismo jamás podría ser representado por el FA a lo que vos respondías que "notoriamente" el FA no encarnaba una izquierda como el chavismo u otras; mas o menos en el mismo plano, ¿vos realmente pensás que en el espectro político uruguayo hay sectores describibles como "la derecha de la derecha"? A mi me parece que es cada vez más necesario dejar los imaginarios atrás y poner en primer orden el debate de argumentos. En el ejemplo, mas allá de que la ley propuesta por Bordaberry tuviera un talante electoralista, el debate público tanto en su defensa como en su detracción estuvo plagada de simplificaciones, pseudoargumentos, y verdades a medias. La sociedad se perdió la oportunidad de un debate serio sobre responsabilidad, desarrollo personal y derechos.

Ramiro dijo...

Me alegro de haber encontrado tu blog, un buen sitio para aprender, reflexionar y dialogar; saludos.