viernes, 31 de mayo de 2013

Conflicto docente: educar en la era del vacío

Estimados, en mi columna semanal en el periodístico Ciudad + (Tevé ciudad), abordé el tema del conflicto docente, a partir de la medida del sindicato docente de decretar un paro por tiempo indefinido a partir del próximo 20 de junio, lo cual coloca nuevamente de manera “brusca” el tema educativo en el tapete.
En tanto la desvalorización de la tarea docente tiene un costo social importante -y coayuda a la crisis de autoridad de referentes que vive nuestra sociedad-, se planteó el vínculo entre el valor social/cultural fundamental de la tarea docente y su correlato salarial como símbolo del valor social que finalmente se le otorga. Ese desbalance notorio, que claramente desvaloriza la tarea docente, se da justamente cuando la tarea de educar parece ser más compleja que en cualquier otro momento histórico. Vivimos un momento sin comparación en cuanto a la dificultad del educar. Educamos en la era del vacío. Y desde ese punto, en la columna se trajo a escena al filósofo francés Gilles Lipovetsky.
Ya no contamos con alumnos que persigan una búsqueda del sentido, ni de objetivos a largo plazo. Las grandes preguntas se han vuelto obsoletas. Ya no hay más que excesiva inmediatez, en una sociedad que entroniza la espontaneidad, lo efímero. En el marco de una cultura que pretende ser “divertida”, el tiempo del ocio reflexivo es sustituido por una sociedad del entretenimiento, donde lo educativo parece representar lo “aburrido”, lo “lento”, lo que carece de efectos “inmediatos”.
Vivimos en una sociedad hiperindividualista, que ha perdido sus viejas bases fundadas en los valores de la Ilustración. Esas viejas bases sólidas que daban sentido –y sentido en términos colectivos- se han diluido. En ese marco, el reconocimiento de la tarea docente también parece haberse diluido y carece del debido reconocimiento respecto de su importancia vital.

Los invito a continuar el debate en este espacio del blog y/o en el sitio en Facebook del programa: 
http://www.facebook.com/ciudadmas?fref=ts y/o a través del espacio en Youtube de la columna.

Y los espero con una nueva columna el próximo jueves, pasadas las 19:30 (el programa, que vale la pena ver completo, comienza a las 19:00), en la pantalla de Ciudad + (quienes no tiene cable lo pueden ver en vivo online en: http://adinettv.com.uy/canal/69)

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con lo que decís Pablo, hasta la línea en que empezás a describir, el patético y horrible y desolador y vacío panorama en el que, según vos,nos toca trabajar. La era del vacío es de 1983. Han pasado treinta años desde que se publicó. Lo cual, con la velocidad en que todo cambia hoy en día, equivalen a un siglo. O al menos, son ideas del siglo pasado.

Lipovetzski es un filósofo que además de francés -no uruguayo ni argentino, ni latinoamericano, ni americano, n de los llamados paçises del tercer mundo- que en este momento tiene 69 años, por lo que espero que haya desarrollado un poco más sus ideas.

El debate es interesante pero, al menos para mí, no desde tu premisa de que vivimos "en la era del vacío".

Pablo Romero García dijo...

Estimado o estimada, Lipovetsky no solo ha desarrollado más sus ideas, sino que ha profundizado particularmente en su concepto de era del vacío, que notoriamente es más actual hora que hace 30 años. por cierto, el breve fragmento que se pasó en la columna es una entrevista bastante reciente a Lipovetsky. El autor, ha profundizado en sus obras recientes el cocnepto de hipermodernidad y mundialización, que prosigue con su concepto inicial de vacío. Insisto, lipovetsky es bastante más actual ahora que en la década del 80', donde creo que era quizás demasiado apocalíptico para su momento. Hoy en día, es más actual que entonces y por eso ha seguido produciendo en esa línea. Como sea, sería bueno saber por qué en te parece incorrecto el análisis, más allá del argumento de que que "todo cambia" y entonces Lipovetsky ya no sería "válido" como intérprete de nuestra realidad. Abrazos!

Andrés dijo...

Muy en el clavo.

-Me quedé pensando en eso del "valor simbólico del salario". Una sociedad inmediatista y lúdica, cuánto se espera que pague por algo que va en otra dirección?

-Victor Frankl habla, en El Hombre Doliente, sobre que la felicidad no puede ser buscada como un fin. La felicidad es un efecto secundario de la búsqueda de la realización de un sentido. Una sociedad que persiga la felicidad en sí misma no es raro que fracase. Cómo va nuestro índice de suicidios?

-Hasta qué punto somos nostálgicos de las Viejas Grandes Ideas? Es que estamos enfadados porque no cumplieron sus promesas? O estamos desolados porque ahora la gente prefiere un smartphone? Reconozco que me duele más que se pierdan de vista las preguntas importantes que las grandes respuestas.

Finalmente, asumamos el vacío. Al menos como posibilidad de recrear un espacio más humano. No lo veo como algo negativo en sí mismo, lo feo es que se pretenda ignorar o tapiar.

mabel dijo...

Me pareció excelente tu planteo, Pablo. Te lo quería decir porque el espacio de difusión por TV puede ayudar en esta "era del vacío, muy vacía" Sólo los que trabajan tratando de construir significados y sentidos desde la cultura global o local comprenden lo difícil del momento histórico mundial para llevar a cabo esta tarea. Esos son los profes y maestros, que ganan $12.000!! Y aunque las comparaciones son "odiosas" vale la pena hacerlas como las que hiciste tu con los que sirven café en el Palacio Legislativo. No hay educación sin la tarea de dar sentido a la experiencia personal y social. que haya múltiples búsquedas en diferentes culturas (hegemónicas o marginales) no quita que en las sociedades de consumo como las que dominan (aunque haya millones y millones que nada consumen, pero balconean)el vacío de CONTENIDOS y OBJETIVOS SIGNIFICATIVOS PARA UNA MEJORA DE LAS CONDICIONES HUMANAS Y PLANETARIAS, se constata. Lo que ha cambiado desde que Lipovetsky que yo proponía su lectura en filosofía en la década de los 90!! es que como vos decías en algún momento del diálogo NOS venimos acostumbrando a vivir sin significados ni sentidos. En lo espiritual, o mental, o voluntario, hay inercia y anestesia como si de materia no-viva se tratara. Por eso mismo hay que hacer cada vez más fuerza, tomar varios caminos para volver a crear materia pensante, sintiente, actuante, y no sólo "pesada". "Vacío" es una metáfora, claro. Pero en el vacío nada se crea: ex nihilo nihil est. Mabel

Jose Luis Gomez dijo...

Pablo, felicitaciones por abrir un espacio al debate de un tema tan necesario de reflexión en nuestro mundo actual. Dudé antes de ponerme a escribir un comentario pues tengo el inconveniente de estar alejado del espacio uruguayo y por lo tanto expuesto a sacar de contexto alguno de tus puntos. Por otra parte, la distancia quizás impida que los árboles me obstruyan la reflexionar sobre el bosque.
Completamente de acuerdo en el vínculo entre “el valor social/cultural fundamental de la tarea docente y su correlato salarial como símbolo del valor social que finalmente se le otorga”, aunque en ello entre también en juego eso de la oferta y demanda. Pero luego cuando afirmas que “educamos en la era del vacío”, me parece detectar cierta posición defensiva desde la perspectiva del gremio de los educadores. Y digo defensiva, pues aunque estamos de acuerdo en la existencia de un problema que buscas identificar, al final del texto me parece encontrar una gran omisión. Veamos los culpables en tu texto:
ALUMNOS:
--“Ya no contamos con alumnos que persigan una búsqueda del sentido, ni de objetivos a largo plazo.”
SOCIEDAD:
--“Ya no hay más que excesiva inmediatez, en una sociedad que entroniza la espontaneidad, lo efímero.”
--“donde lo educativo parece representar lo “aburrido”, lo “lento”,
--“Vivimos en una sociedad hiperindividualista, que ha perdido sus viejas bases fundadas en los valores de la Ilustración.”

¿Dónde quedó una estructura educativa anquilosada en el pasado? ¿Dónde quedaron los educadores que obstaculizan la innovación? ¿Por qué los valores de la Ilustración tienen que ser los del siglo XXI? En un tiempo la educación era únicamente prorrogativa de una minoría. Luego vino la industrialización y la necesidad de preparar a los trabajadores para la empresa y así surgió la educación pública (en verdad instrucción, preparación para obedecer al jefe [maestro] asistencia obligatoria [como la asistencia a la empresa], el libro de texto como autoridad que no se cuestiona [las órdenes del patrón], la repetición como modo de aprender [y como domesticación para el trabajo repetitivo de la empresa],…. Hoy parece que se demanda una educación “liberadora” (Paulo Freire se adelantó mucho en esto)

Hace poco nos enviaste un documental que nos hablaba de una educación progresista [La educación prohibida], donde el proceso educativo es, en efecto, “divertido”, donde tanto el maestro como el alumno son partícipes ACTIVOS en el proceso educativo.

Pablo, lo que sugiero es que la búsqueda de soluciones sea englobante. ¿Hasta qué punto es la estructura educativa, somos los propios educadores los que debemos iniciar la reforma que todos estamos de acuerdo en que es necesaria?

Pablo Romero García dijo...

José Luis, en lo personal estoy alejado del gremio de los docentes, quizás justamente por una actitud sindical excesivamente defensiva y conservadora, que solo ve problemas en el otro y no asume sus propias responsabilidades. Quizás a mi columna en este caso le falto algo más que el "aire" meramente reivindicativo, pero se da en un contexto donde justamente los docentes volvemos a ser desvalorizados desde el discurso político.
Tienes razón en tu señalamiento. Quizás en la columna hubo una perspectiva "reivindicativa" que apuntó demasiado a resaltar ciertos aspectos "negativos" y no avanzó en lo propositivo pero, bueno, teniendo el tiempo limitado, prioricé lo que entendí era una forma de plantear ese lado que no siempre se tiene presente respecto de la tarea docente por quienes no forman parte de nuestra profesión.
Mi "queja" en alguna medida va por el lado del "agotamiento" -que comenzó hace décadas, pero sus efectos son cada vez más notorios- de esa modernidad ilustrada y lo que supone dentro de las instituciones educativas formales, pero ciertamente no toque lo de las causas de ese agotamiento, que tiene que ver a mi criterio- tanto con el fracaso de ese propio proyecto moderno por sus propias fallas, dogmatismos y pretensiones como por nuevos proyectos de sentidos que hay que atender y para los cuales los docentes a veces no encontramos más que respuestas y modelos pedagógicos obsoletos.
La postmodernidad nos aporta una nueva sensibilidad que en varios aspectos es más deseable. La idea de otredad, de diversidad, la sana recuperación de ciertas formas del individualismo, son bienvenidas y son hijas de la sensibilidad postmoderna, de una nueva forma del sentido. En todo caso, planteé la idea de que los profesores somos "referentes de sentido" y esa -creo- es nuestra tarea central en estos tiempos que corren.
Abrazo grande!

Anónimo dijo...

La crisis en la educación viene por lo menos, desde hace algo más de 30 años. La acción de los partidos políticos ha sido nefasta y sigue siéndolo.La insuficiencia salarial viene desde aquellas épocas y el discurso desvalorizador de los docentes, sospechosos de alterar el régimen democrático en cierta prensa y en sectores importantes de la sociedad también viene de lejos, así que antes y conjuntamente con la era del vacío debemos convivir con la era del cinismo.

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

O sea, que estamos como siempre, con la diferencia de que ahora estudia una proporción de gente mucho mayor que antes, pero con un nivel de interés parecido.